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jueves, 25 de abril de 2024
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De esto y aquello

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Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

 

Hace ya un año o casi, escribía, y no una vez, sino varias, a medida que pasaba el tiempo, que si les daba por politizar el virus se los iba a llevar puestos. Y así están puestos y traspuestos. Y ya que estaban,  no han trepidado en politizar  la vacuna y la carrerilla a favor y en contra de Rusia. Pero como no hay voces en contrario, continúan en lo que saben hacer y sin esfuerzo, que no es otra cosa que enfrentar. Destruir, es la faena. Sin embargo, no pueden con su genio y meten la pata, ante el asombro de propios y extraños; y en asombro queda. Pues al parecer, no hay oposición, que al cabo es lo que de verdad asombra. Han llegado tan lejos en el mal hacer que les soplas y se caen pero la oposición no quiere soplar. O en una de esas no saben.

 

Y en ello estamos, a merced de la cotidiana contradicción; y para peor, con  movimiento  de un solo lado. No obstante, más allá de los gritos y a veces a la manera de pataletas como los niños que no les sale el deber, pues sucede que ya desde hace cuatro meses que todo se había convertido en encarar, desafiar y destruir y en la dulce espera de la vacuna, se les encontraba, y encuentran,  expuestos, desnudos, y con la marca en el orillo. También escribía, que de cualquier manera y a cualquier preciotratarían de destruirle el verano a la población. Pero no sopla la oposición,  y hace falta un temporal. Quizás, tienen miedo se les rompa el músculo orbicular de la boca. Y queden a lo Satchmo

 

La puesta en escena a diario demuestra la ineptitud de los actores, pero no dejan ni tablas ni candilejas. Y al paso que van  deberían estar agradecidos; o hacer mutis. Sin ir más lejos y al respecto de la vacuna  los muchachos  han llegado a tal extremo de idiotez con respecto a la pandemia, han dicho tantas majaderías, han hecho tantas chapuzas en el camino, pero no se han dado cuenta de tal grado de inexperiencia; y ahora que debían  trajinar con la vacuna después de tanto esperar y meterle al asunto, una pócima al menos de idoneidad, para que al menos se les crea algo, pero no, se dedican a romper vacunas. Es un país en joda gracias a la ausencia de cerebros y patriotas en la política y no se  enteran de que son malos en la política y en todo lo que no es política.

 

Y eso que es un gobierno de científicos. Y por lo tanto deberían saber que en un país en serio, lo ocurrido en Olavarría que es atentar a la salud pública, da para que se pasen unos añitos en la cárcel como mínimo; y ni pensar por el medio y lejano oriente con lo afiladas que están las armas.  En suma que mal al principio y mal de camino, y al cabo cuando nadie cree, ni en ellos ni en la vacuna, se cae en la cuenta que no les produce desazón, porque con eso de que odian el mérito, están tan creídos de sí mismos que producen el consabido y cotidiano espasmo social. Ven una ampolla y ¡zas! llaman a la prensa para la foto. Que es lo que les gusta desde añares. Y ahora quieren hipnotizar con la vacuna después de un sinfín de torpezas, mintiendo y sacando de la manga chorrada tras chorrada. Que es el país que más ha vacunado cuando la verdad está entre los que menos;  que ya están todas repartidas y hay miles de vacunados, aunque a la fecha no se les ve. Que es la mejor, aunque tampoco debieron politizar a la vacuna porque cualquiera de ellas es de centros de alta solvencia, pero no pueden con el genio de dividir, que es como un hueso que les tiran a las gentes para que se entretengan; en este caso  tomando partido por algo de lo cual no tienen idea.

 

Qué idea puede tener la gente al respecto de la vacuna cuando en el ministerio respectivo no saben por dónde les da el aire científico. Han hecho todo desmañado y torpe desde el primer día porque falta la idoneidad requerida y ahora le gente duda. Pero ahí están y nadie va a la sombra por atentado a la salud pública, o la imagen que les caiga. Y ahora resulta que se les ha antojado que los jóvenes son los causantes del contagio actual un tanto fuera de madre. Por supuesto que unos son oficialistas y otros no, quiero decir con ello que además de estar hartos con las cuarentenas a destiempo y a tiempo perdido, la causa son las desmedidas festicholas del oficialismo o demasiados oficialistas en juergas. Cada poblador en su pueblo ha visto a su cada cual.

 

Fiestas que por otra parte en nocturnidad y no tanto llevan ya desde el inicio; o sea el año. Eso sin recordar los ocho millones de viejos al descubierto de las largas colas por la nación al alba del invierno, o el famoso velorio que bien podría haber sido dirigido  por Erdosain, el famoso personaje de Arlt. O, como sucede con esos jóvenes que de improviso aparecen de a cientos en las playas costeras o en los balnearios cordobeses, que en lo primero que se piensa y se acierta, es que quinientos jóvenes no pueden concurrir a la misma  hora salvo que alguien los envíe. Y no falla, luego de la foto a echar la culpa al otro, como es habitual. Pero no cabe duda que lo que si es cierto es que la gente se ha cansado y no se arregla con vacunas de ningún laboratorio. Y va para lejos y hay que romper el verano aunque la gente se resista y que cunda el miedo y nada de escuelas y de elecciones; y miseria para que se arrastren. Que no hay más.

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