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De esto y aquello

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Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

Está todo tan desvaído en la política y en todo en general en los últimos quince años,  que causa pavor y entronca con el invento múltiple de podemos, y sus correspondientes por el mundo. Distintos nombres, pero la misma cuna y el mismo proyecto, pues a partir de sus crestas y excrecencias delimitan una serie de cuestiones  sobre la manera de expoliar la estructura social, al punto que da miedo pensar lo que será dentro de veinte años si alguien con dos dedos de frente no frena la calamidad que se cierne sobre las gentes que indiferentes se quedarán sin cultura diferente; y eso que los aúpan aquellos que todos los días crean alguna chorrada diferente.  Sin embargo, todo será tonto y uniforme, sin enjundia; inclusivo, claro. Que lo inclusivo no es otra cosa que atontar con vacíos conceptos. Es todo tan mísero y miserable que o no atiendes a tales desviados o te agarra el enojo continuo. Que es por un lado lo que buscan, y apuestan a que te canses, mientras por ósmosis o a palos, la gente se posesiona de esas magras ideas. Después, ya zombi, papita pal loro. Que está escrito que cuesta menos trabajo ser tonto que leer un buen libro.

Yo no he visto algo de tan poca monta como las declaraciones por twitter a que se dedican los políticos, incluidos los que gobiernan y singularmente los que desgobiernan, y hasta los presidentes se sienten con el deber de decir por el twitter lo poco o lo mucho que hacen y siempre por  necesidad. Pero lo que dejan de hacer no lo transmiten. De todas maneras le restan importancia al mensaje. Es tuto, no twitter. Y los diarios y las televisiones lo recogen y lo plasman en los medios de verdad,  malgastando siempre espacio y tiempo. Aunque ciertamente poco hay para decir, y al cabo, se dice siempre lo mismo. Basta ver por aquí, que durante cuatro años han dicho lo mismo, han tapado lo mismo, y estamos en lo mismo; salvo la balanza de la justicia que ha salido a almoneda pública. Cuatro años trabajando para el peronismo y dejando de lado al radicalismo que es a lo que venía. Y ahora a embromarse. Y los radicales si se van tendrán la culpa del fracaso y si se quedan, fracasados, dejaran de ser.

Y por si no bastare les ha dado por salir a la palestra a algunos que tienen algo que aportar, es decir; si tienen poder no lo quieren perder y si no lo tienen lo anhelan,   porque de verdad arden en deseos de salvar la patria, por twitter, claro. Pero están envueltos en una crisis que de verdad nos ha llevado al borde del abismo; pero eso no se dice.  Y si lo hacen, es para echar la culpa al otro, que yo no he sido.O se salen como por arte de magia con el género o lo inclusivo o el lenguaje con la e, o que todas mujeres  que ha descollado y son muchas, eran feministas; o que hay que   modificar la constitución, algo que siempre se les ocurre a los que nada tienen para aportar; y serían incapaces de hacer un capítulo bien hecho, porque ni siquiera han leído libros. ¿Alguien imagina a los actuales haciendo la constitución de 1863? Alguien es capaz de sacar tres políticos para erigir un triunvirato como aquellos que sentaron las bases de una Argentina que hoy destruyen los incapaces. Hablan de reformar la Constitución, aquellos que la rompen a diario o a diario no la cumplen. Eso sí, tienen mucho para aportar, si los llaman.

Y hablando de aportes singularmente inclusivos me ha parecido  interesante la exclusiva de la Facultad de Medicina de La Plata, la mía, nada más ni nada menos, que me ha transmitido la Federación Médica, en una ceremonia de graduación. Pues bien como es habitual se llevó a cabo una colación de grados que la entidad médica invitada traduce como que “participó en la jura de médicos y médicas”.Si naciera Hipócrates no conocería su juramento. En los últimos dos siglos se lo ha arreglado, quitando y poniendo, porque las épocas cambian, aunque una vida y una muerte son siempre iguales. Hacer el bien a los demás y poner nuestra formación a su no ha cambiado en seis mil años. Pero ya se sabe que cuanto más importa lo tratado peor tratamiento se le da.

Ahora bien, no creo que en sitio alguno el ponerlo al día haya sido de tanta enjundia como en mi Facultad, pues el juramento “fue redactado por los graduados y graduadas de manera consensuada, entendiendo la trascendencia del acto para sus vidas personales y profesionales, de sus familias y de toda la comunidad educativa”, Y si tanta importancia le han dado, que hasta han traído a colación el género, no habría estado demás una corbata y vestimenta acorde. Al estilo de una boda, que esta ceremonia supera, y sin embargo se veía un ambiente mal entrazado. O sea, que no parecía una colación de grados. Era un día más. Ni que decir que estaban juntos y rejuntados, pero en una ceremonia de tal valía, cada cual debe ocupar su lugar. Hay un protocolo, un respeto y una estética. Respeto hacia la trascendencia del acto.

Y ya que no gustan de hermosas palabras ancestrales podían atenerse al menos a lo consuetudinario. Y una colación de grados merece el fasto y la fiesta.La solemnidad de un juramento que debería calar hondo en la vida de los graduados. Por suerte, en otros sitios, todavía es una ceremonia magna y en el aula magna. La Universidad otorga un título. En este caso para ayudar a un buen vivir, y ayudar a buen morir. Porque aunque usted lector, no lo crea, y contra todo lo dicho durante siglos, el hábito hace al monje, porque curiosamente está investido; que es lo mismo que sucede en una colación de grados. Te invisten. De ahí la importancia del hábito del médico.

 

https://felipemartinezperez.blogspot.com

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