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De esto y aquello

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Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

Una de las cuestiones que llama la atención cada vez que hay elecciones, y la verdad, siempre andan en campaña, al punto que al día de hoy, van cuatro años en estos menesteres, son las propuestas humanas. Y con tanto tiempo invertido, resulta  curioso que los hombres y mujeres adjudicados, nunca son los mejores, e incluso, en múltiples ocasiones son malos; y además, para peor, adolecen de patria y bandera, se lo ve en consonancia con lo que llevan en la mochila.  Por otra parte si no llevas mochila eres cola de perro. Y llevan como gran capital, soberbia por quintales, con la cual apabullan, con la consiguiente merma de oportunidades. Y lo curioso es que no falla, y además presentan un contagio mundial que viene a decir para el que quiere entender, que está hecho adrede. Que alguien dirige la batuta; que los de muy arriba pretenden para el próximo siglo gente huera de cerebro. Y los de abajo van de la mano porque solo piensan en el bolsillo. Salvo contadísimas figuras.

     Se supone, por poner un ejemplo, que aquellos que trabajan en Vaca Muerta en los distintos niveles, repito, los que trabajan, son los mejores en sus funciones y ganan en consecuencia, de otra manera arderían todos. Son especialistas desde el que manda hasta el que obedece. Sin embargo, resulta que los que hablan sobre dicho yacimiento o proyectan como debe ser la producción a presente y a futuro y envuelto a duras penas, en patria y bandera, puesto que la vaca es nuestra, esos, por lo regular son los inútiles o faltos de idoneidad que han salido elegidos. Lo cual no deja de llamar la atención por lo paradójico, al punto de ser paradigma en casi todo el mundo. Porque ninguno de los políticos que hablan es especialista en políticas ni en patria, que la mayoría son especialistas en bolsillos. El último presidente con proyecto patrio fue Illia; hace medio siglo. Y los radicales de hoy siguen sin entender que van a por ellos los alfonsinos y los del pro.

     Quiero decir por qué se elige siempre a los que van a manejar nuestras vidas y curiosamente salvo honrosa excepciones, que hace rato mucho rato, un siglo quizás, no les importan nuestras vidas. Lo estamos viendo hace quince años para no irnos para atrás, y lo peregrino es que se insiste con los mismos que la han hundido. Siempre  las mismas caras. Siempre las mismas frases sin enjundia. Por qué no se habla de otros o se alquila un gabinete en el exterior. Y cuando el votante  ni los recuerda se asoman a la ventana para recordar; porque están preparados para aportar. Una frase que dicen los cualquiera ante los problemas de la nación.

     Y entonces salta lo estrafalario. Por qué hay que elegir entre el presidente y la señora, cuando uno no ha servido para gran cosa y la otra, con su cohorte, ha asolado Argentina; y llena de causas sin otro fin que pasar el tiempo, con el beneplácito de quien iba a salvar la patria y de la Justicia. Todo muy de mala praxis. Y el estupefaciente resultado de cuatro años se debe a que el oficialismo no quiere cárcel para ninguno ni ninguna. En consecuencia he venido escribiendo desde hace muchos meses que el futuro de este país, al menos hoy, está en manos de los radicales. Pero continúan en el redil, en vez de saltarlo, e izar  la ilusión bien solventada para seguir adelante. Hacen falta hombres y mujeres capaces de soñar un futuro que salga de este marasmo del dólar. Y siguen con el dólar. Sacando a almoneda pública sesenta millones diarios para empobrecer más Argentina.

     Pues en estas jodiendas no deberían estar los radicales. Claro, que parece, que no se dan cuenta que así como Alfonsín hizo saltar por los aires el radicalismo, el presidente y el gabinetillo, siguen con el mismo juego. Y por qué estos cuando eligen sus hombres y mujeres para dirigir el futuro caen en lo mismo de los otros, basta ver por estas pampas para tomar conciencia que hay para rato. Basta ver que los que entran al ruedo son treintañeros  y salvo que aparezca un porcentaje, aunque pequeño de gente culta  y patriota, como en los países vecinos, Argentina no tiene arreglo. Y no deja de llamar la atención que esto lo veo yo y algún puñado por ahí, pero no lo ven los políticos viejos ni los políticos jóvenes.

     Y entonces es lógico que a un presidente le dé por jugar el partidito con la señora cayendo al mismo nivel. Y a esta altura al salvador fallido no lo compran ni las graderías. Que ganas de jorobar la paciencia. Y además no se consideran los dueños del asalto y derrota de la nación. Ellos no han sido. Nadie ha sido. Y al punto, de que nadie ha sido, lo aseguran las frases de algunos inquilinos  del gabinetillo que salían hace días en La Nación. “Estamos jodidos con la inflación” admitía la Bullrich, y “Dujovne advirtió que el entorno financiero sigue siendo inestable”. Lo dicen como si fueran otros los que hacen y deshacen. Y curiosamente, son ellos, los que hablan, quienes  no saben por dónde doblan las campanas.

     Pensar que el Mauricio subió con el apoyo de medio país y ello le daba fuerza para hacer lo que le mandaban las urnas. Y sin embargo, a los dos meses  ya estaba en componendas para no llevar a nadie a la cárcel y hacía caso omiso a que sus amigos, nacionales y extranjeros poca o ninguna importancia le daban; y las inversiones no llegaban ni han llegado. Están chochos con jugar con el dólar que se deben hacer buenos dividendos y en esa andan, en producir pobreza. Que hay que decir la verdad se les da muy bien. Y eso que es uno  de los países más ricos de la tierra. Y ahora no saben para donde correr, ni a quien echarle la culpa.

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