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viernes, 19 de abril de 2024
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De esto y aquello

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Por el Dr. Felipe Martínez Pérez

Por supuesto, uno no entiende nada o poco de la deuda pero la padece, y sabe ver que todo es estrafalario, para decirlo suave, y entonces toma conciencia que los economistas no se orientan. Andan desnortados y unos días dicen una cosa y al siguiente otra, y al verlos daría la impresión que se creen astutísimos y eminencias; que saben lo que hacen. Y sin embargo, a cada paso que dan resulta que saltan los bonos, se cae el país, aumenta el tomate, se caen las pymes, y los medicamentos gracias al ministerio respectivo gozosos por estas pampas. También aumentan la desvergüenza y los sinsabores, y singularmente y a todas luces, se ve caer barranca abajo el peso, hasta quedar exhausto y sin valor. Parece que ahora se les ha metido entre ceja y ceja, quizás para devaluarlo más y enfrentar mejor, poner en valor buena cantidad de próceres.

Que con seguridad tampoco serán aquellos que espera la mayoría de los argentinos, pues olvidan que los próceres son de la gente y de lo que piensa la gente y para nada de lo que piensan los políticos que por lo regular o no piensan o piensan mal. Por lo demás,  cada vez que habla algún entendido no acierta en el blanco. Y basta, contornar hacia atrás la vista y encontrar que los entonces muchachos, no han cambiado mucho, alguno parece más ahora, por los berrinches cuando pierde votaciones, y las trayectorias son olvidables. Y al cabo y después de años y años siempre estamos pagando deudas, las propias y las de ellos, porque no cabe duda que si siempre se paga es que nada se produce; y habría que preguntarse a donde va a parar el dinero. Pagando y sin crecer. Lo único que faltaría, es que otra vez nos quedemos sin varios productos brutos. O en una de esas, Dios no lo quiera, que solo tenemos brutos que no saben generar productos. Y a la  vista está que nada avanza, que todo se repite.

Al punto que en la última semana hemos dado de frente otra vez por los ya añejos aniversarios de muertos insepultos al menos con la seriedad que merece un país serio, y para más inri, sin haber acertado en la solución  le hemos echado un muerto cometido por deportistas que siempre hablan de la vida, pero que hacía rato jugaban con la muerte o su antesala. Y como si algo faltara ya lo han encasillado esa sarta de correctos y singularmente correctas en el asunto curiosísimo de la masculinidad; y al cabo donde me descuide lo he matado yo. O sea, se trata de aderezar el relato que debe imponerse y es en lo que andan muchos y muchas que además viven muy bien de floreos varios  que nada dicen, o si desdicen, pero queda muy bonito. Se echa la culpa al otro. Que alguien tiene que llevarse la cruz según el relato y cae el hombre, o sea, el masculino o su masculinidad que al parecer  la anda buscando y enseñando a troche y moche; que soy más que tú. Según el relato.

Y no se repara en el hecho maltrecho que cuando los de arriba no sirven, los de abajo se sirven del espacio para dar rienda suelta a sus tristes arrebatos. Y eso, si no forman parte de algo escondido que apoya e incita. Por bajeras, claro. Faltaba más. Cuando se roba a cara descubierta el dinero de todos es lo lógico que una parte de los todos, patee el carro, y algunos gusten de delinquir  y otros, de peor calaña, se dediquen a apalear  a otros pero en patota. Algo que no es aislado sino corriente. Mientras sucede la gente duerme y estos tristes espectáculos tienen lugar en cada uno de los pueblos grandes o pequeños, en cada una de las ciudades grandes o pequeñas de la república. Una república con alas tronchadas. Amén de buena parte del mundo.

Y siempre el alcohol y otras menudencias, les abre el camino hacia la circunstancia, que les permite, por ejemplo, matar a un semejante porque les da la gana. De alguna manera lo hacían, pero la gota colma el vaso y en Gesell hay un muerto y unas perpetuas, que penden como espadas sobre los asesinos y que esperemos no se perpetúen en los meandros injustos de la justicia. También se ve en la saña puesta de manifiesto, la sombra del KKK al cebarse con otro de menos nivel económico, aunque sucede como en el caso último que el asesinado tenía mucho más nivel intelectual. Esa gentuza siempre discrimina, están acostumbrados a ello.

También sucede en esta ciudad de las palmeras, y se obturan cuando pasan a mayores. Nadie ha visto ni oído, las patadas, arañazos y tirones de pelos que se llevan algunas adolescentes por manos de otras adolescentes, por no entrar en sus círculos, o peor,  porque son bellas, y eso produce rencor. Por caso una muchacha adolescente  de bello rostro camina por la vereda rumbo a su casa y de un auto baja otra adolescente y le pega una tunda ante la algarabía de las del coche. Y digo yo, ¿y esto también  es machismo? Y a la luz del día y sin alcohol de por medio. Y no pasa de ahí,  por suerte y hasta ahora; que nadie sabe lo que puede pasar.

De manera que mejor sería darse un garbeo por los andariveles de la política y de los políticos para tomar conciencia que hace treinta años que esos jóvenes no tienen demasiado futuro y estos adolescentes y jóvenes solo ven enfrentamientos al por menor y al por mayor, porque previamente  se ha envenenado la sociedad para que nada quede en que fijarse. Si un adolescente ve como se ensucia en las escuelas, mientras toman mate,a Sarmiento, Colón, Roca, o cualquiera que no pertenezca al relato, o no es del palo es lógico que los machos y las hembras se dediquen a cualquier cosa menos a lo esperado; que es trabajar o estudiar.

 

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