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sábado, 02 de diciembre de 2023
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De esto y aquello

Nota 1598 - (5ª Época) Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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En los últimos años los radicales del interior han jugado un papel primordial para que Argentina no termine en Caracas.

Así de sencillo. Y otra vez los radicales tienen el papel de salvar Argentina y esta vez por su cuenta, sin que nadie desde arriba les diga nada aunque siempre han de decir para un lado o para otro; aunque curiosamente debería ser para un lado solo si las autoridades, todas, fueran radicales; pero del presidente radical para abajo es un caos. Y por otra parte, se sigue sin avanzar que todo son trabas puestas por todos y por ellos mismos; los radicales. Pienso en los últimos tiempos la que se armaría, si apareciera por un rato Irigoyen y y singularmente el de la barba; o sea Leandro Alem. Lo cierto que nuevamente estamos a un paso de sacar pasaje para Caracas pues por estos pagos, en vez de ir para adelante se marcha hacia atrás; y a pasos agigantados. Y en consecuencia otra vez en ciernes de un viaje a Caracas; que al parecer desde hace un cuarto de siglo se está en eso.

Parece que los peronistas o lo que sean por estos paralelos, no pueden prescindir del Caribe, sino que es lo habitual desde hace años. Por lo tanto y no hay vuelta de hoja, hay que votar por cuenta de cada uno, que por ello no se deja de ser radical, aunque la verdad sea algo poco metido bajo la piel, pero es lo que hay y lo que hay es mejor que lo de enfrente y en consecuencia está en manos de todos pero en particular de los radicales no ir a Caracas. Así de fácil, pues a los que mandan en el radicalismo la verdad no son radicales y por si no bastare están contagiados de otras monsergas y abrazos. Y por si no bastare les ha dado por diferenciarse ahora y criticar al que no deben criticar, pues ellos se salvan con él, o quedan afuera con él. Y no hay otra, dado el triste papel del presidente de los radicales junto al tristísimo de Lousteau que siempre será de la Señora.

Es como si los partidos de siempre tuvieran que explotar y reducirse a añicos; cuando no a escombros; y justo cuando se los necesita fuertes. Al menos a los buenos, por decirlo de alguna manera. El radicalismo debería haber estado a la cabeza, y resulta que ahora es el que no tiene cabeza, o en el mejor de los casos deberá cambiar de cabeza, para que en un cercano futuro no tengan todos que agarrarse la cabeza. Los radicales y los no radicales. Los radicales nunca tomaron conciencia que el futuro de la patria pasaba por su propio meridiano.

Que la patria como futuro les atravesaba a ellos mucho más que a los demás. Y así estamos. Y se ha llegado a tal despatarro que de la famosa y triste frase de Macri que no quería radicales en la capital, ahora resulta que sin los radicales el no gana ni haciendo trampa.

Porque sin los radicales de la capital y del país todo, Milei no gana; y aun así habrá que ver, aunque todo parece decir que sí. Y con los radicales ganaría Macri. Por lo demás para los radicales como para todo individuo de bien es la única opción votar a Milei. Pero, a su vez, deja ver desnuda la odisea argentina a que nos llevan los partidos políticos; que por decirlo de alguna manera, lo único que tienen como tales es que están partidos. Y eso en un país en que la mitad de la nación es pobre y le ha dado por no trabajar y prefiere convencerse por un mendrugo; que más que de pan es de vergüenza. O sea el síndrome de Estocolmo que ama al que lo hunde. Y de este síndrome, vive, valga la paradoja, lo peor de la Argentina; los peores políticos. Y menos mal que todavía no les ha dado, porque tampoco les da el cuero, para decir, aunque lo piensan, la famosa frase de aquella famosa mujer que los llamaba “mis grasitas”, y éstos, la aplaudían a rabiar.

Da la impresión que el famoso síndrome hace rato que anda por estas latitudes y bien podría llamarse del Río de la Plata. Después de todo sucedió antes que el nórdico.

También volviendo un poco para atrás sucede que desde hace un cuarto de siglo han sido incapaces de dar trabajo y peor todavía lo han enrevesado todo para no darlo, hasta el aplauso de la propia CGT, donde cada dirigente lleva adentro o está a resguardo, mucho más del cuarto de siglo.

Eso es Argentina que allá en lontananza era la única central obrera del mundo adicta al alemán y si bien por suerte hoy no hay nada de aquello, pues parecería que los de por aquí no se han dado cuenta. Que como se ve veinticinco años es una cifra importante pero que se infla si hablamos de un cuarto de siglo.

Y en este lapso el mundo no ha parado, pero Argentina a la buena de Dios y Éste al parecer encarnado en el hombre parece que se detuvo en Éboli y no se tienen otras noticias y en consecuencia, pues eso, que Argentina por ahí anda a trancas y barrancas; y no cesa. Y eso dice una sola cosa, la señera y a la vez manifiesta imposibilidad que desde el de más arriba hasta el de más abajo, han sido incapaces de dar hombres y mujeres con pasión argentina. Y no es broma, que el hecho de que la mitad del país pase hambre es justamente por la ausencia de dirigentes para con la patria. Por otra parte demuestran al mundo la incapacidad para un buen vivir de todos, y simplemente la asquerosa posición de que atados a la teta del estado se puede sin trabajar andar por el mundo esparciendo dólares que por otra parte buena parte por no decir toda son los créditos del FMI.

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