Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.
Mientras el país no puede caer más abajo, ellos, es decir los politiquillos se permiten destrozarse al aire, o en palco a vistas de los demás, que ya es doloroso que la patria hecha jirones y ellos los Hunos y los otros a lo suyo: O sea, a olvidarse de lo único que importa. Y tanto dan unos como los otros. Y por supuesto, como era de esperar para que no se pueda dar marcha atrás, los rompedores de la oposición tanto de adentro como de afuera, no se dan cuenta que se vienen grandes cambios, porque además no queda otro remedio y un montón de estúpidos y ladrones deberán rendir cuentas. Y de eso se trata, si va a ocurrir o va a transcurrir; porque en ambos lados están rompiendo el futuro.
Y al parecer se hallan en el aire y sin embargo están situándose por donde pueden y por donde les dejan; y dependiendo en ambos lados que futuro tienen para mañana y hasta donde les alcanza a los Hunos y a los otros. Que todos quieren o no caer o subir o que se olviden de ellos. Porque un cuarto de siglo de soberbios personajes y también como mucha soberbia, dará que hablar si se acuerdan de los de arriba y sobre todo de los del medio, que son los que han hecho el trabajo; y por otra parte han cobrado muy bien.
El problema gravísimo es que a la gente en el momento más inoportuno le ha dado por no creer en ninguno; y no es para menos por lo hecho por los Hunos y por lo dejado hacer por los otros. Que esa es la triste verdad. Que nada se hace si los que importan están en desacuerdo y aquí durante un cuarto de siglo buena parte de los que por ahí deambulan, han hecho la vista gorda, y así nos va. Y de ello hay que salir. Y justo cuando a la gente le ha dado por no creerles, que por otra parte es de esperar cambien los que miran y los mirados.
El otro problema y no menos graves, es que la gente no ve a ninguno capaz de sacarlos del hoyo donde los han metido los Hunos y los otros, porque a la vez que uno mira, toma conciencia que todos y todas han estado en la misma función. Todos miraban como pasaba la desdicha y curiosamente nadie intervenía porque los políticos en general eran dichosos. Por eso nadie levantó ni la mano ni la voz. O sea, la función de alterar la política y sin freno y ahora se han pasado de estación y ya es tarde para volver. Pero son tan poca cosa, que ahora no saben el camino a tomar. Y aunque parezca mentira es facilísimo, aunque todos se hacen los osos y uno piensa que al menos los radicales espabilarán en dos o tres meses; porque demasiada hibernación. Y así como no estamos en Caracas gracias a los radicales del interior, no está demás pensar en ellos de continuo.
Y ya que andan en no buenas compañías por dentro y por fuera mal no estaría tomen conciencia que son ellos, los radicales, los llamados a arreglar este excelente país manejado por lo peor de la dirigencia. El oficialismo da pena, porque bien mirado, no pueden dar otra cosa; nunca les ha dado la cabeza, al punto que no saben hablar. Y los otros dan mucha más pena porque son los llamados a salvar al país con sus habitantes,Y para eso no se necesita mucha ciencia; solo un acuerdo de tres o cuatro puntos. En primer lugar un dólar para todos y no para cada uno de los acomodados o necesarios, Y a trabajar los Hunos y los otros.
A mí, se me hace un nudo en la garganta cada vez que escucho o leo sobre el tema ese de los tercios; y lo que me llama la atención y espero no equivocarme, es que contra lo que se dice no me lo creo. No me entra en la cabeza que la gente pueda estar pensando en estar peor, cuando ya en marcha las elecciones que debieron haber sido muchos meses antes,pero ya en marcha, deberían estar esperando con ansiedad la manera de salir de estas gentecillas enemigas de la gente; y de la nación. Que curiosamente, han ido tan lejos, por su inconsciencia natural, que ahora se les viene encima la nación. Y ni saben salir del problema, ni saben encontrar una salida. Pero lo curioso es que los otros, los esperados, andan a las patadas entre ellos. O son imbéciles, o la torta es muy grande; porque otra cosa no se puede pensar, dado que no sería la primera catástrofe que sucede pero sucede lo que nunca sucedió, aunque en algo se parezca a lo sucedido.
En el país de los alimentos, parece mentira, la mitad de la poblaciónes pobre y come cuando le toca; y eso quiere decir que los políticos de todos los bandos son pobres de ideas y ricos en barbaridades. Y que ahora en vez de sentarse con seriedad los Hunos y los otros, cada uno por su lado; y a la vez se rompen los cuernos entre ellos y nos topan a nosotros. Y como era lo esperable de aquel famosodel lío con el campo cuando todavía era peronista y en Juntos anda y en las Cámaras y recién ha llegado. Y ahí está entre los que están, y con los peores. Por supuesto que en Argentina hay buenos políticos, pero cuando salen malos, responden a lo peor y nadie les gana. Y lo peor es que forman parte de la estampida de sus sitios de origen. Y esos son los peores siempre responden a lo peor y siempre a la menor brisa muestran el orillo. Lo que demuestra que desde hace un cuarto de siglo en Argentina el tuerto es rey, Por ende los demás son ciegos.