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Corazones libres: Los cuarenta años de Artecon

Escribe: Mario Cuevas.

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El 16 de octubre de 1982 se estrenaba en la sala de El Mangrullo Historia del Zoo, de Edward Albee, con Santos Vega en la dirección, Walter Álvarez y Gustavo Bonamino en las actuaciones, y Daniel Riera en el sonido. Esta obra marcaba el nacimiento de Artecon (Arte Teatral Contemporáneo). Es virtualmente imposible compendiar los cuarenta años de actividad del Grupo Artecon en este espacio, pero sí podemos, junto a su director Duilio Lanzoni, captar parte de su historia reflejando diferentes momentos de la vida de esta agrupación que por cuatro décadas retrató Bolívar y nuestro país.

Irma Sánchez de Lanzoni tenía por costumbre escuchar los radioteatros del ciclo Las dos carátulas, Teatro de la humanidad, y ahí estaba su hijo menor, Duilio, sumándose a los radioescuchas todavía sin saber que se transformaría en sinónimo del teatro bolivarense. Duilio da cuenta de sus primeros registros teatrales: una puesta de El Mangrullo de Historias de nuestra historia, de Camilo Pérez Rizzo, en los 70; y una fiesta en las plazas del centro durante el Operativo Dorrego en 1973, con Montoneros junto al Ejército Argentino representando una obra de teatro que recorría la historia de Sudamérica.

Pero fue el fútbol que lo llevó al teatro: “Yo relataba fútbol en una época y respiraba bastante mal – confiesa -, y Jorge Cieza y Roberto ‘Tuco’ Galaz me convencieron que tenía que trabajar la respiración. Justo comenzaba un taller de teatro de Roberto Pandolfi. Era 1980, yo estaba cursando el profesorado de literatura en Azul y los fines de semana asistía a ese taller. Dejé de relatar fútbol y comencé a hacer teatro, no sé quién salió ganando con eso”.

El fusil de madera

Duilio escribió El fusil de madera, su primera obra, a los veintiún años. Hizo el personaje del soldado cuando se puso en escena en 1985, con la dirección de Santos Vega; luego la dirigió en la nueva puesta que se realizó este año. “Fue la obra me vincula con los Dubatti – cuenta -. Ricardo encuentra que fue la primera obra que se escribe en Argentina sobre Malvinas. La escribí en Tandil en 1983, al año siguiente del conflicto bélico y la pusimos en escena con Artecon en 1985, de esa puesta original sólo quedan tres o cuatro fotos”.

Jorge y Ricardo Dubatti son los responsables de editar la obra de Lanzoni en la colección Dramaturgias Argentinas.

Historias de irse siempre

El 4 de noviembre de 1989 Artecon estrenó en el Teatro Coliseo Historias de irse siempre, de Lanzoni. “Tenía veintisiete años en ese momento – recuerda Duilio -. Esta obra significó un cambio abrupto en la historia de Artecon porque metimos mil personas en seis funciones, y nos sorprendió totalmente. Estaba trabajada sobre sketchs, y la iba escribiendo a medida que íbamos ensayando, recién veníamos de estrenar Tres jueces para un largo silencio, de Andrés Lizarraga, que tiene música incidental de Hernán ‘Mono’ Cieza.”

El elenco estaba integrado por Kacho Iberra, Alicia Fernández, ‘Chamaco’ Valdez, Marcela Larra, Graciela Vanzán, Adrián y Hernán Ituarte, Juan Pablo Cardacce, Jorge Fernández, Carlos Manieri, Beatriz Alfano y Néstor Pérez Cabanilla. Volvió a ponerse en escena el 6 de junio de 1992, esta vez en la Biblioteca Rivadavia. Allí estaban Vanzán, Larra. Valdez y Maineri e ingresaron: Betty Alba, Marcelo Barrera, Patricia Galaz, Ana María Jaureguiberry, Marcelo Martínez, Clarisa Piro, Luis Montoya, Darío Recio y Horacio Zárate. Esta versión de la obra tenía una banda de sonido compuesta por Eduardo Real y Jorge Suárez. La puesta de Historias de irse siempre comenzaba con el tema del mismo nombre cantado por el recordado Daniel Marcón, con letra de Jorge Suárez y música del propio Marcón.

Pampa del infierno

Malvavisco: Le contaré una historia. Había una vez una pampa enorme. Nada tenía y el primer condenado que llegó descubrió la tortura de la eterna soledad y se puso ropas de diablo. Y fue diablo por decisión propia. Se llamó diablo porque llamarse ángel no le quedaba bien a un desangelado como él. Y así transcurrió los siglos, vagando y solitario hasta que encontró a otros dos como él, los llamó diablos y lo fueron. Dueños y señores de la pampa del infierno. (Pampa del infierno)

De esta obra, estrenada en 1995, no quedó ningún registro, ni siquiera fotos, también se perdió la música compuesta por Eduardo Real, con letras de Lanzoni. Leandro Galaz, Chamaco Valdez y Marcela Larra eran los tres diablos, Darío Recio el finao. Nos cuenta Duilio en qué se inspiró para escribir esta obra que contiene aires metafísicos en el medio de la pampa argentina: “Estábamos preparados para hacer Ardiente paciencia en una escuela rural, y cuando terminamos de armar la escena salí al patio, que era toda la pampa. Vi la inmensa planicie y me dio esa sensación de agobio que te puede dar la planicie infinita vista en un atardecer, y se me ocurrió escribir esto de Pampa del infierno, y a su vez hacer una tomada de pelo al post modernismo; y sucedió que la dieron por mucho tiempo en la materia Historia de estructuras dramáticas en la Facultad de Tandil, como representante del Post Modernismo”.

Y la murga va

Para la obra de 2013 de Artecon Duilio tomó La gran Murga, obra de Siro Colli, Marcelo Demarchi y Alejandra Bignasco, agregó elementos de La murga, cuento de Pedro Orgambide, y le sumó textos del Martín Fierro de José Hernández. Así nació Y la murga va, una obra de largo aliento y gran producción, con una banda de sonido cantada por Hernán Caraballo. Contenía Murga Madre, el clásico de Pablo Routin y Edu Lombardo, además de canciones con músicas y letras de Caraballo, Lanzoni y Raúl Chillón.

“Estuve nueve meses preparando esa obra – recuerda Duilio -. Originalmente habíamos pensado tener los músicos en vivo con los nueve actores, pero era complicado porque implicaba vestirlos también. La puesta en escena tuvo un buen suceso, pero no sé si tuvo la cantidad suficiente de funciones respondiendo al esfuerzo que había significado esta producción. Aparte de actuar, Emiliana Ron fue la que entrenó las actrices y los actores para que pudiesen bailar la murga; Hernán Carballo les entrenó vocalmente, Raúl Chillón hizo lo propio con Marco Lanzoni, que tocaba el bombo en la obra; la parte de clown la hizo Lorena Mega, además del vestuario y el maquillaje para el elenco, que fue diseño original de Emiliana. Fue una producción de muy alto costo económico y de trabajo que nos llevó todo el 2013”.

Corazón libre

Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia, los únicos vencidos, corazón, son los que no luchan / No los dejes corazón que maten la alegría, remienda con un sueño corazón, tus alas malheridas / No te entregues corazón libre, no te entregues…

Desde 1991 Corazón libre, la canción de Rafael Amor, se transformó en el tema emblemático para Artecon. “Era el tema final de Cuatro gatos locos – dice el director y dramaturgo -. Con esa obra es que nos echan de la Sociedad Italiana, y dada la letra de la canción quedó como himno del grupo. Le escribí a Rafael mediante un mail y su respuesta fue: ‘Voy a cantar en la sala de ustedes’, y Rafael Amor cantó en nuestra sala en 2006. Cuando llegó a Bolívar nos dijo: ‘voy a subir al escenario con una sola condición: que suban a cantar conmigo Corazón libre’. Eso fue lo que sucedió, aunque era muy difícil cantar con Rafael porque tenía un registro altísimo. De hecho, mientras cantábamos él decía: ‘Éstos mueven la boca y no cantan…”

Los artecones cumplieron cuarenta años haciendo teatro sin entregarse y continuarán haciéndolo, qué duda cabe, siempre con los corazones libres…

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