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jueves, 28 de marzo de 2024
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Columnista: De esto y aquello – Nota 1503 (4ª Época)

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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Hay cuestiones cotidianas eternas y reiterativas de esas que comienzan a las seis de la mañana en los medios y continúan a diario y vuelve todo a empezar a las seis del siguiente día, y los titulares no cambian o poco cambian. Y así años. Basta leer un diario de un año atrás para ver que los títulos poco han cambiado, que demuestra que poco o nada ha cambiado en el país, más allá  de las rencillas y desaires  entre los políticos y los politiquillos, y ahora los recién llegados. Y transcurre olvidando los problemas que aquejan a las mayorías; que  siguen en pie porque gusta a este oficialismo de un cuarto de siglo y de cuarta.Pero siguen en pie lo que demostraría que van por el buen aniquilamiento de la nación y de cada uno de sus habitantes Y en eso estamos. O sea en eso transcurre el presente. Triste y dramático. Mintiendo y pateando el balón para ver si en algún momento surge un milagro.Pero los milagros ya no existen.

Basta con ver los trabajos que tiene la Iglesia cuando quiere beatificar a alguien y columbran contritos que no cuaja milagro alguno,aunque, al cabo, aparece alguno esmirriadito que poco dice y en nada se parece a los antiguos. Entran al santoral por centésimas. Falta nos haría un Cristobalón que nos ayude a cruzar la grieta. Le sería fácil con la experiencia de haber cruzado al Niño.Pero se torna difícil, porque está el país acostumbrado a descender de nivel, no importa de cual, pero descender. Basta ver el lenguaje de las Cámaras o del Gabinete, o de la Cancillería o las vestimentas o los juramentos donde se demuestra fehacientemente que políticos eran los de antes. Se salva una docena que los advenedizos con ínfulas quieren echar abajo. Pero siguen con la misma obra en escena. De forma permanente en las tablasy con cierto éxito. Y hasta la gozan con la caída del actor principal y a veces le ponen la zancadilla para ver si cae a la platea.

Se trata de la deuda externa que desde que echaron a Illia  se viene pagando con algunos dineros para ir tirando, y que no griten ni los de afuera ni los de adentro; eso sí, siempre con mala calidad de vida. No hay un solo ministro de economía digno de recordar, por el contrario, todos  son en su oficio antiargentinos y demuestran que no saben; y que tampoco saben los políticos elegidos. Quiero decir no hay patriotismo, o sea no quieren al país que los vio nacer. Siempre tapando agujeros y siempre con una deuda interna que no se ha salvado y con esta gentuza adrede han empobrecido a todos y cada uno. A unos más y a otros menos dependiendo de su bolsillo anterior, y a otros y son muchos, directamente en la total miseria, que ni pueden beber agua y cada dos años  le ponen una canilla y son tan burdos y perversos que la inauguran, y por si fuera poco los sedientos los aplauden, y por si no bastare, Argentina depende de los sedientos que nunca les dan agua. ¿No es un país en joda? ¿O es un país de jodidos en los estamentos claves?

El argentino hace medio siglo que vive mal aunque esté con los bolsillos inundados de dinero. Pero lo de ahora es canallesco y se gastan el dinero  en jodas porque ya ni siquiera hacen obra pública porque ya están hechos. Y se han investido de bravuconesy suponen se puede pagar con exabruptos. El exabrupto es lo que mejor les sale.Claro que los economistas de turno que horadaron la patria dejaban bastante en la patria para seguir tirando y trataban mediante una porción grande de salvar otra patria;  más al  norte, claro. Lo hacían mal peronunca como estos.Lo que hay en la actualidad es escandaloso porque no son malos, son malísimos y perversos.Y al cabo son esperpentos que el viento distrae. Son personajillos que han crecido haciendo daño desde distintos puestos que no merecían hasta llegar a esta ruindad. Tampoco  les importa hacer quedar mal al país cada vez que salen al extranjero, pues sucede lo hacen porque les gusta y sirven a un grupo que les gusta, pero claro es un tanto canalla la faena en la que se han metido. Sin embargo, trabajan para ellos,en la medida que cada día lo hacen peor.

Y  abrumador es que durante años y años no se deje de hablar de la devaluación. El miedo de cada uno a la devaluación. Es impresionante como los argentinos o una parte de ellos  con aplausos o sin ellos han devaluado la Argentina. Al punto que todos los datos que miden el displacer son aterradores. Pero tan campantes, a pesarque el porcentaje mensual, siempre es más alto que el porcentaje anual de los países de primer nivel; de los cuales se ríen los que soportamos.Basta ver algunos políticos que hemos votado para que cambie algo, todo aquello que asedia a la gente y ahí están, peleando la carrera de dentro de dos años y algunos jóvenes cuestionando a los viejos y olvidando la experiencia y la capacidad, y sacándoles la silla, cuando algunos de esos  jóvenes jamás han hecho nada para el aplauso. Pero ahora se creen con derecho a desbancar, a los que tienen que salvar la patria  que, curiosamente, tienen experiencia y trayectoria. 

     Porque sucede que la ingente faena que se viene que no es para advenedizos. A estos jóvenes, con almas de trujimanes lo he escrito y reitero, les falta ir a buscar las empanadas para la reunión en el comité y barrer las migas como en tiempos de más gloria. Media docena de jóvenes sin experiencia ni trayectoria ideológica que se aúpan al poder sin poder sustentarse ellos mismos quieren el poder y la palabra. Lo cual me lleva a pensar con cierta tristeza del futuro, que no sean topos como ya he escrito. O sea, como dijo don Pío Cabanillas en plena Transición, “cuerpo a tierra que vienen los nuestros

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