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martes, 23 de abril de 2024
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Columnista: De esto y aquello – Nota 1500 (4ª Época)

Por el Dr. Felipe Martínez Pérez.

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Hoy me había propuesto hablar de la alegría que significa llegar a 1500 columnas desde aquella primera, por la muerte de Picasso, por lo tanto mi agradecimiento  tanto a Oscar Cabreros como a Víctor Cabreros que me han abierto mil quinientas veces las puertas de LA MAÑANA; pero resulta que estoy muy contento porque me he alejado lo suficiente de Venezuela junto a toda la gente que eligió  y elogió la patria con su voto. E incluso los podemitas o camporitas, también estarían mejor sin  la nación destartalada que sustentan. Y se mire como se mire, estamos más lejos de tanto estropicio perverso y hasta canalla. Lo curioso  de estas elecciones  es que todos han ganado, los que  han perdido se consideran ganadores, hasta el presidente. Mientras el bali que se jugaba su futuro ha entrado por centésimas como en el automovilismo, que a la sazón mueve tanto dinero  como perseguir los votos por curvas y contracurvas de sierras y llanuras; que las palmeras poco le han dado. Pero aunque cortando clavos salvó la inversión de toneladas de ilusiones y entra cuando el verdor parecía que perecía. Tampoco va a estar solo, que en esos recintos siempre hacen amigos que valen oro; nunca mejor dicho. Su cohorte puede respirar tranquila.

     Que así es la vida política en la actualidad, y si  falta el dinero no hay política; ni políticos, claro. Lo curioso en estos asuntos, es que si han ganado todos, también se podría decir que hemos perdido todos. Y si bien no es así también es cierto que se le parece. Porque ni a ellos les ha salido bien ni a nosotros nos ha salido como se esperaba en la provincia, porque en definitiva se ha demostrado con la algarabía de turno que en Argentina un kilo de yerba o una chapa valen más que la celeste y blanca. Y en definitiva celebran eso, que los pobres por ellos fabricados  los voten con la limosna. De todas maneras el presidente perdió, pero o no se da cuenta o no quiere darse cuenta que no ganó por más que grite y celebre con desatinadas frases. Sin embargo, la que se ha dado cuenta es la presidenta, porque sabe que se le escapa Venezuela. Y en vez de cercarnos, la cercan.

   Y ha vuelto a suceder que en el interior está el futuro y está con el radicalismo; y si en la provincia hubiera ido aparte sin darles por la neurología otro habría sido el cantar porque es muy probable que hubieran votado más radicales que descorazonados a último momento, no votaron por aquello de las internas que siempre deja heridas. Las mismas que en momentos aciagos y sin sentido surgen en la capital para dentro de dos años. Pero puestos a examinar los triunfos, no sobra recordarles a los políticos porque se olvidan unos y otros, que ha ganado la gente por tercera o cuarta vez en los últimos seis años,  y es hora de que con esta aprendan de una buena vez que Argentina lleva un cuarto de siglo en caída libre;  y con sus más o sus menos todos han estado en la obra. Los unos en comisión con toda su recua y con complicidades, y muchos también, con ninguna.

     O sea, se habría votado  a un espantapájaros  con tal de huir de la perversidad continua, y tratar desde la primea hora de hacer algo que permita que la gente formal, tenga lo más rápido posible un cierto acceso a la felicidad que ha sido la maltratada. De todas maneras a la hora de votar en positivo, una enorme mayoría ha votado, al menos en las provincias, a quienes había que votar, que otra vez han sido los garantes de una Argentina que tiene futuro; a lo que agrego que Argentina depende de ellos. Porque en definitiva, los que han ganado han sido los radicales. Por otra parte, es necesario recordar, que también se olvida que buena parte del triunfo corresponde a los columnistas de los distintos medios que se la han jugado mientras Morfeo se paseaba por estas tierras. Y a la gente del llano que desde la intemperie ha logrado un cobijo que es de esperar se agrande. O sea, que a no engolosinarse y a trabajar

     Por lo tanto sería de esperar que al perder por mucho en unos sitios y por poco en otros, todos estos insultos y canalladas amainen y toda ese envenenamiento que desde mucho tiempo atrás se cierne  sobre la vida cotidiana, tengan a  bien considerar que no es oportuno seguir en esa triste trastada y sea algo que empiecen a dejar a un costado para que se pudra y se pueda vivir tranquilos. La grieta no se va a ir por años pero al menos tengan la valentía moral de dejarla a un lado y humildemente, que la patria los aplaudiría se dediquen a tirar al ruedo las tres o cuatros cosas que alivien a la población Se puede congeniar si apartan insultos, canalladas y perversidades al uso diario, pues han llegado  al punto cruel de fundir adrede una nación riquísima, a la vez que quitaban el trabajo  a una inmensa mayoría para que de rodillas vayan a pedirles la polenta.

      Ellos sueñan con la Matanza para todos;  pero casi todos han conseguido el domingo pasado el triunfo, que es punto de partida. Lo demás está en la Legislatura, con mayoría o con minoría diciendo lo que hay que hacer y dando a conocer quién vota, por qué y para quien.  Porque no deja de ser curioso por decirlo de alguna manera que ahora que la gente ha dicho que este no es el camino se dediquen a armar manifestaciones para incordiar al personal mientras ellos se dedican a ver quién es más macho en este desmadejado cotarro sin cabeza. Pero el   proyecto de división de la sociedad se les desdibuja; y es de esperar no cuaje el desprecio a la convivencia, el desprecio a la justicia y el desprecio a la vida; ni el troceado sureño en marcha.

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