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Columna musical por Mario “Chiqui” Cuevas: VIDA

Ayer, 23 de octubre, Charly García cumplió setenta años y en esta columna celebraremos su obra y figura con su debut en el disco.

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Corría 1972, en Argentina soplaban vientos de expectativas, el General Lanusse propiciaba una reforma temporaria en la Constitución para generar una salida democrática (limitada por un tecnicismo que impedía a Juan Domingo Perón participar en los comicios). En el panorama del rock argentino había una ebullición que latía en todo el país, en ese contexto, dos pibes que portaban el mismo nombre, Carlos Alberto, pateaban las calles intentando mostrar su música. Uno, nacido en el 51, de apellido García, era el compositor y pianista; el otro, Mestre, del 52, era el ejecutante de flauta con una voz distintiva.

Los incipientes Sui Generis lograron captar la atención de un productor que se movía en el ambiente, el Gordo Pierre Bayona (tiempo después los Redondos le dedicarían ‘Pierre el vitricida’). Bayona comenzó a buscar lugares para que el dúo se mostrara, no era tarea fácil, era una época que predominaba el rock potente, con instrumentos eléctricos, no había lugar para ‘blandos’. Debutaron en el Club Italiano, enfrente del Parque Rivadavia, luego se presentaron en el Colegio Santa Rosa y más tarde, comenzaron a tocar con cierta asiduidad en el Teatro ABC, un importante lugar de reunión de intelectuales, dónde solían codearse con Pedro y Pablo, Roque Narvaja, algunas veces Pappo (allí Charly conoció a María Rosa Yorio, la madre de su hijo).

Bayona les consiguió una audición en Talent, sello subsidiario de Microfón, creado ese año por Jorge Álvarez. El fundador del legendario sello Mandioca llamó a su asistente de grabación y le comunicó que al otro día iban a ir a tocar unos pibes que hacían música acústica. El asistente en cuestión era Billy Bond, el mentor de La Pesada del Rock & Roll, el proyecto que aunó en un mismo colectivo energético y eléctrico a Pappo, Claudio Gabis, Spinetta, Alejandro Medina, Jorge Pinchevsky, Kubero Díaz entre otros músicos de la época.

“Llegó el día y ahí estaban – recordaría Billy Bond años después – Se sentaron en dos sillas, sacaron las guitarras y comenzaron a cantar ‘Canción para mi muerte’. Lo hacían bastante bien, para ser sincero. Mi trabajo consistía en escuchar a todos los artistas que tenían algo para decir y pasaban miles con su casete o con su guitarra. En Charly y Nito descubrimos algo especial, tenían un tipo de frescura que te cautivaba desde el comienzo, eran muy naturales.”

Billy Bond muy pronto tomó nota del talento de Charly, antes de que grabara Sui Generis, lo convocó para tocar el piano en “Cristo Rock”, el álbum debut de Raúl Porchetto, y luego, para salir de gira con su grupo, La Pesada.

“Cuando toqué con La Pesada – recuerda Charly en ‘No digas nada’, la biografía de Sergio Marchi – todos se burlaban de mí y yo seguía tocando. Dentro de la música clásica yo era un capo, después vinieron los Beatles y todo se fue al demonio, pero tenía la info de la clásica. En La Pesada yo podía tocar en una mano Procol Harum porque sabía cosas que ellos no. Cuando hicimos “Vida” se pasaban dos días sacando los temas porque tenían más de tres tonos. Me verdugueaban pero a la vez había un aguante. Yo para ellos era blandengue y ellos eran los duros.”

Jorge Álvarez también estaba entusiasmado con el dúo, el productor vio rápidamente lo que Sui Generis significa: canciones sencillas, ideales para tocar con la guitarra, letras con cierta rebeldía y transgresión. Luego de pelear con los propietarios de Microfón para conseguir dinero para una buena campaña publicitaria, Álvarez se contactó con Daniel Ripoll, director de la revista Pelo y con Miguel Grimberg, conductor de un programa en radio Municipal para que entrevisten a sus protegidos. Además, se las ingenió para que Sui Generis apareciera en ‘Rock hasta que se ponga el sol’, el film de Aníbal Uset que retrataba parte del festival B.A Rock de 1972. En you tube se puede apreciar a los Sui Generis interpretando ‘Canción para mi muerte’ en la película: Nito al frente del escenario, sentado en una silla, acompañándose con una guitarra; Charly, de espaldas al público, haciendo la segunda voz, concentrado en su piano. Se palpa muchos nervios, pero también mucho coraje.

El periplo de Sui Generis comenzó con la grabación del simple, cuya cara A contenía ‘Canción para mi muerte’ y la cara B ‘Amigo vuelve a casa pronto’. ‘Canción para mi muerte’ fue escrita por García durante el servicio militar. “Fue compuesta en el Hospital Militar, una noche de verano, después de haber dado tres o cuatro vueltas corriendo por la terraza – recuerda Charly – Había tomado anfetaminas para simular un soplo al corazón y zafar de la colimba. Tuve que salir afuera y correr. Cuando volví a la cama, mirando el techo, en un estado de soledad absoluta, pensé que me moría. Agarré papel y birome y escribí la letra de la canción. Al rato, milagrosamente, me dormí y al otro día me acordé de la música que había pensado para esa letra y la escribí.”

El dúo grabó “Vida” con la colaboración de los músicos de La Pesada: Alejando Medina en bajo, Claudio Gabis en guitarra y armónica, Jorge Pinchevsky en violín y Francisco Pratti en batería.

El primer tema registrado fue ‘Amigo vuelve a casa pronto’, con influencia de “Madman Across the Water” (1971), de Elton John, ‘el primer disco de rock donde el piano fue protagonista’, decía Charly.

‘Necesito’, ‘Estación’ y ‘Quizás porque’ hoy pueden sonar ingenuas pero contenían la frescura necesaria para que aquellos adolescentes se identificaran con ellas, pero en las baladas ‘Cuando comenzamos a nacer’ y sobre todo ‘Dime quién me lo robó’ muestran un vuelo diferente en su música y en la letra. “Y ahora estoy tan confundido, y ahora hay humo alrededor, ¿dónde está el sol? ¿dónde está Dios?” cantaban los Sui retratando los conflictos adolescentes. ‘Toma dos blues’ es un blues hecho y derecho compuesto para que se explayen los instrumentistas que participaron en el disco; y por último, ‘Natalio Ruiz’ es una parodia sobre el burgués medio argentino.

Según García, ‘Pequeñas delicias de la vida conyugal’ no pudo ser incluido porque el bajista Alejandro Medina no lo podía tocar porque tenía más de tres tonos. (La canción se publicó en 1974 en “Instituciones” 1974, el último disco en estudio del grupo).

La propuesta de Su Generis contrastaba nítidamente con la dureza de los grupos de la época, pero el tiempo les daría la razón: el talento de Charly y la increíble voz de Nito se encargaron de demostrarlo. Sui Generis permitió el ingreso de una generación de adolescentes, ampliando las bases para que el rock argentino continuara creciendo.

“Vida” fue el primer paso de Sui Generis, luego vendrían los dos siguientes, “Confesiones de invierno” e “Instituciones”, que demostrarían el crecimiento progresivo de Charly García. El dúo se despidió con “Adiós Sui Generis” (1975), el álbum doble que retrataba los recitales de despedidas realizados en el Luna Park.

Charly Nito volverían a juntarse en el año 2000 para grabar “Sinfonía para adolescentes”, que en realidad es un disco de Charly con algunos temas de Sui Generis. En cuanto al repertorio, se incluyeron temas que nunca se habían editado: ‘Espejos’, que Charly compuso a los nueve años; ‘Digo de vos’ y ‘Monoblock’, considerado la primera canción de Sui Generis, compuesta cuando Charly y Nito estaban terminando la secundaria.

Hay nuevas versiones de viejos temas: ‘Juan Represión’, y ‘Afuera de la ciudad’, tema que ya había interpretado Nito Mestre en su etapa solista.

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