El dirigente del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro, visitó Bolívar el pasado martes.
Se reunió con militantes de las diferentes líneas internas del peronismo, en la sede del PJ de Sarmiento y Arenales. Allí se habló de política y se puso énfasis en la imperiosa necesidad de que el campo popular se una para ganar las próximas elecciones; de cómo y de con quiénes.
Antes del encuentro con la militancia, Navarro fue recibido por el intendente Marcos Pisano en su despacho, donde por un buen rato, dialogaron sobre la realidad nacional y local. “El compañero intendente me habló de la decisión de triplicar el gasto social en tanto había evaluado que este sería un año muy difícil. Encontrar un intendente que piensa en poner el Estado municipal al servicio de los más humildes, de los más necesitados que no solamente son los pobres, sino también la clase media que empieza a tener dificultades para pagar la luz, para pagar alquiler, me llena de orgullo. Aunque, claro, preferiría que no tuviera que tomar esas medidas y que estuviera funcionando la producción”, señaló el dirigente del Evita, en diálogo exclusivo con este medio.
También admitió estar “sorprendido porque Bolívar está en una zona agropecuaria muy rica, con pequeños, medianos y algunos grades productores, pero la cifra de comercios que cerraron (150) me impactó. Qué magnitud tiene que tener la crisis y la baja del consumo para que cierren tantos negocios en una ciudad como ésta…”.
“En Roque Pérez también me contaban el esfuerzo que hace el municipio para sostener la obra pública ante la ausencia del Estado nacional. Cerró una planta avícola con muchos trabajadores afuera, las dificultades en un molino… en todos lados hay dificultades y eso preocupa. No me imaginaba que estas ciudades estuvieran tan afectadas, sobre todo en lugares donde es tan importante la economía agropecuaria”, aseguró Navarro.
Una demostración de que la “teoría del derrame” es inexacta…
-Exactamente.
¿Qué impresión le deja el encuentro con los militantes?
-Me gustó que hubiera muchos compañeros, que la disposición del espacio era circular y eso permitió vernos y hablar mejor. Me voy con ganas de haber escuchado más lo que tenían para decir los compañeros porque siempre es más rico cuando te aportan, te preguntan, te corrigen, te critican. De todos modos me gustó que los aportes fueran muy sensatos.
Es obvio que haya dudas, que haya desconfianza. Las derrotas profundizan la desconfianza, no solamente es una derrota electoral la de 2015; es una derrota política; no hay unidad porque no hay conducción y no hay conducción porque no tenemos en claro qué Argentina queremos. Eso no significa que algunos dirigentes o algunos sectores políticos, sociales o gremiales no tengan una idea o un borrador de qué Argentina necesitamos, pero se requiere una gran unidad a partir de un diagnóstico de qué le pasa al mundo, qué le pasa a la región y qué le pasa a Argentina y entender que no está en juego el destino de tres o cuatro dirigentes, de una agrupación o de un partido político, sino que está en juego el destino de 44 millones de argentinos.
Me imagino un frente plural, multicolor, diverso, donde el peronismo es una parte, donde podamos convencer a radicales que están separados de Macri, a socialistas, a independientes, que incorporemos a muchos actores de la vida social ligados a distintas organizaciones de la comunidad, a vecinos valiosos que a lo mejor no actúan pero tienen cosas valiosas para aportar, a productores, docentes, vecinos en general, a los pibes. Tenemos que re enamorar a la sociedad con sueños posibles pero a su vez que eso nos genere una utopía, ganas de avanzar.
Eso no es fácil, porque hay un gran descreimiento en la política, pero no es imposible. Además, estamos obligados a intentarlo; la unidad es una tarea imprescindible. Falta pocos días y a la vez son muchos. Van a pasar muchas cosas de acá al 22 de junio.
Además de la reunión con la militancia, Navarro visitó a trabajadores y comerciantes en las distintas ciudades que está visitando. En todos los casos, se encontró con gente dispuesta a dar pelea, en un contexto adverso para la producción y el trabajo. “Todos los días la pelean, bancan a sus pibes, los mandan a la escuela. A lo mejor todas las noches se acuestan y hasta lloran, pero al otro día se ponen de pie y sostienen al país”.
Por eso, dijo Navarro, “la crisis política es tan grande, que no alcanza con los políticos, tenemos que incluir a gran parte del pueblo para incorporarlo y hacerlo actor de las soluciones que la Argentina necesita”.
Como la mayoría de los dirigentes, el Chino Navarro exculpa a la sociedad y entiende que no hay que enojarse con el vecino o la vecina que votó en contra de sus propios intereses. ¿Eso no sería infantilizar a la sociedad, que en cambio debería hacerse responsable por lo que vota?, le preguntamos.
-Coincido en que los pueblos nos podemos equivocar, no somos infalibles. Pero lo que no acepto es que digan que los pueblos se equivocan y la dirigencia no. El dirigente, los dirigentes, son consecuencia y emergentes de ese pueblo entonces no hay nada infalible.
En la práctica, tenemos que empoderar a los sectores populares, hacerlos parte de las decisiones y de la administración de los recursos públicos, hay que volver al consorcio, ni siquiera hay que modificar nada. La figura del consorcio existe en las leyes argentinas, como para administrar una obra pública entre el Estado y los vecinos, desarrollar emprendimientos entre estado, cooperativas y pymes en el interior… en los distintos ámbitos.
Hay una tendencia a que las personas se inmovilicen en sus casas, les meten miedos a la gente. Pero hay una dirigencia a la que le sirve eso. Coincido en que hay que interpelar a la sociedad para que se involucre. No puede ser que en una cooperadora en una escuela haya solo seis padres y van 800 pibes. También es cierto que los horarios y las actividades de muchas personas no le permiten participar…
Ahora, es cierto que además de escuchar a los vecinos, hay que tomar en cuenta lo que dicen, sino, no sirve. A las instituciones hay que fortalecerlas con participación popular, porque de esa manera también se fortalece la democracia.
¿La demanda unánime de la militancia es la unidad del campo popular?
¬-El vecino que me reconoce en la calle porque me vio en la televisión, que en general no es militante, me dice: ´júntense, dejen de pelar y júntense´. No te dicen ´hay que votar a este o a aquel´, sino ´únanse´. Es el reclamo del vecino que muchas veces te dice que votó a Macri. “Ayúdenmos a salir de esto”, dicen los vecinos de a pie. Los militantes en cambio, te pueden abrazar, criticar, putear… A mí no me molesta que me critiquen, que me cuestionen, porque creo que la gente de a pie, los militantes, no siempre tienen la posibilidad de expresarse y de encontrarte cara a cara y está bien que digan lo que piensan. Sí creo que hay que construir empatía para dialogar. No hay que enojarse. Muchas veces se aprende de esas críticas.
En Bolívar me encontré con un ámbito receptivo, creo que muchos se fueron pensando en lo que se habló acá, yo me quedé pensando en las cosas que se dijeron. Hubo intervenciones que me sorprendieron gratamente, no hubo posiciones caprichosas ni consignas… se ve que han militancia, formación, compromiso. Me voy contento, aunque me hubiera gustado escuchar más.
“Quien conduce tiene que escuchar, tiene que acordar, no hay ninguna figura mágica o mitológica que nos resuelve porque sabe todo”
Usted ha dicho que preferiría que Cristina Fernández no sea la candidata; ¿quién debería ser?
-No digo que Cristina no debería ser candidata. Cristina no es candidata aún y no sabemos si va a ser. Lo que digo es que Macri necesita de una Cristina protagonista para poder discutir el pasado, para evitar el debate de la situación de los jubilados, la situación de los que pequeños productores, de los comercios que cierran, de la desocupación. El pasado, para Macri, es ´ustedes no medían la inflación, ustedes no medían la pobreza, decían que la inseguridad es una sensación, Nisman, Irán´… te llevan para atrás. Y hay un sector de compañeros que entran en ese debate y creo que no es lo recomendable, lo digo con respeto. Eso es funcional a Macri. Macri te insulta y vos lo insultás, discutís la corrupción y decís que Calcaterra es más corrupto que Báez. Yo creo que ese camino nos lleva a la derrota, porque aún si ganamos en esa lógica, vamos a dividir una Argentina que ya está muy dividida. Y va a ser muy difícil gobernar el país así. Macri nos deja una hipoteca, no una herencia…
Por eso mi candidato es Felipe (Solá), pero tampoco digo que es el mejor, sino que es mi candidato. Habrá otros compañeros que crean que es Cristina, otros que es Massa, otros que es Rossi. Respaldo a Felipe, porque él entiende que tiene que haber un gobierno de unidad nacional y para eso hay que discutir hacia adelante, no hacia atrás. Eso no significa que nos olvidamos del pasado, para nada.
Yo digo que los gobiernos de Néstor y Cristina fueron lo mejor que le pasó a la Argentina, de los 70s para acá, pero también así como hicimos muchas cosas buenas, cometimos errores que tenemos que reconocer. Y salir de esa pelea de ir para atrás, construyendo sueños.
Si se da la hipótesis de que sea Cristina la candidata, tenemos que ser mucho mejor de lo que fuimos y tenemos que ser mucho más plurales, más diversos. Hay muchos dirigentes que a los que son cristinistas les sale la palabra “traidor” cuando los nombras (ej: Urtubey, Pichetto, Massa) pero yo creo que hay que sumar a todos. Por supuesto con una línea política clara que es reivindicar el trabajo, la educación, poner en valor la honestidad, renegociar la deuda externa, con una política de prevención de la inseguridad respetando los derechos humanos, los derechos de cualquier ciudadano.
Eso es lo que decimos, pero en la práctica, la forma de construir unidad va más allá de los nombres y apellidos; es dialogando, es encontrándonos. Y para eso tiene que haber voluntad de hacer política. Muchas veces los dirigentes argentinos están presos de las encuestas, pero la política es mucho más compleja que una encuesta y un resultado electoral. Eso lo entiende Felipe.
Además, él fue gobernador de una provincia en llamas y apagó ese incendio y ordenó la provincia y se animó a hacer cosas que nadie se animó en su historia, que es dar una nueva policía, una nueva política de seguridad. Lo intentó con Juampi (Juan Pablo) Cafiero, con León Arslanián. Después, por esas paradojas de la política y del destino, desde el mismo gobierno del mismo partido que integraba Felipe en aquel momento, se hizo todo lo contrario, y se puso de ministro de Seguridad a Stornelli (Carlos), el que ahora putean todos…
No me siento el dueño de la verdad y estoy dispuesto a apoyar a cualquier hombre, a cualquier mujer que exprese la unidad con ideas de inclusión, de pluralismo, y que escuche. Porque quien conduce tiene que escuchar, tiene que acordar, no hay ninguna figura mágica o mitológica que nos resuelve porque sabe todo. Si entendemos que como pueblo no somos infalibles, tampoco tenemos dirigentes infalibles. Y para equivocarnos lo menos posible, hay que tener equipo, participación y hay que tener mirada crítica. No hay que tener temor de señalar errores.
Esta nueva etapa exige que los dirigentes estén abiertos a ser criticados, porque esa es la forma de fortalecer la democracia y las instituciones.
El 9 de abril se proclamarán las candidaturas de Felipe Solá a presidente y a gobernadorx de la provincia. Luego, habrá otro acto en el que se presentará el/la jefe/a de Gobierno de CABA. “No queremos imponerlos, queremos que lleguen por consenso, si no, iremos a una PASO”, sintetizó Chino Navarro, quien posiblemente sea el candidato a gobernador, aunque en esta entrevista, no haya soltado ni una inicial al respecto. D.R.
