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Charla con Ignacio Zabala: Crecer profesionalmente y como persona

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La beca concedida hizo que viaje y se radique por un año en Aylesbury, donde conoció una nueva forma de enseñar y aprender al dar clases de español a alumnos ingleses, también dio inglés y matemática, se reunió con el embajador argentino en Londres, conoció al amor de su vida, se casó y pronto volverá a dar clases ya que así lo pidieron sus alumnos.

 

Nacho hizo su trayectoria escolar en el colegio Cervantes y al terminarla estudió los profesorados de inglés y matemática en el Instituto Superior de Formación Docente Nº 27.

Como docente se desempeñó en diez escuelas del partido de Bolívar, incluido educación superior en el Instituto 27 y el CRUB. “De a poquito fui haciendo suplencias, hasta que pude titularizar cuando me recibí de profesor de inglés y ahí arranqué a trabajar mucho en las escuelas. Llegué a tener 38 módulos, creo que no me quedó ni una escuela de Bolívar por recorrer, primaria, secundaria, adultos, terciario y universidad. También estudié y aprobé para secretario de secundaria y secretario de adultos y estudié para ser director de secundaria. Todo a los 27 años”, enumeró.

Esta experiencia que sumó en pocos años fue una base muy sólida para acceder a una beca para viajar a Inglaterra, hecho que cambiaría su vida. Gracias a la profesora de inglés Natalia Quintiliano, Nacho tomó conocimiento que el ministerio de Educación de Argentina y el British Councilotorganbecas cada año a docentes argentinos para viajar al Reino Unido y desempeñarse allí como asistente de idioma.

Cabe mencionar que el British Council es un instituto cultural público del Reino Unido cuya misión es difundir el conocimiento de la lengua inglesa y su cultura, mediante la formación y otras actividades educativas.

Al recibir la noticia de haber pasado la primera evaluación para conseguir la beca, el bolivarense supo que estaba entre los 50 profesores seleccionados de los 1500 aproximadamente que se postularon. El paso a seguir fue tener una entrevista vía Zoom con personal del ministerio de Educación, de acciones internacionalesy representantes de British Council. “La entrevista fue muy rápida, diez minutos máximo, y me preguntaron sobre cómo enseñaría español como segunda lengua a chicos ingleses”, indicó.

En marzo del 2019 Ignacio fue elegido para ser uno de los diez argentinos que viajaría al Reino Unido por un año. “La beca consistía en que ellos me iban a dar 50 mil pesos para poder comprar los pasajes de ida y vuelta y tenía trabajo por un año para que enseñe español en una escuela inglesa. Mientras tanto, aprenda mejor el idioma nativo y luego vuelque los conocimientos en Argentina”.

El joven debió hacerse cargo del costo de la visa de trabajo y del seguro médico, que significó una suma de 1500 dólares, monto que pudo afrontar gracias a los ahorros que tenía. “Viajé con nueve argentinos, una chica de Misiones, chicos de San Luis, chicas de Tucumán y Corrientes, dos chicas de Capital Federal, una de La Plata y otra de Carlos Casares, enseguida nos pusimos en contacto a través de un grupo de WhatsApp”, contó.

El 23 de septiembre del 2019 se encontró el grupo de argentinos en Buenos Aires, donde recibieron una capacitación en el ministerio de Educación y una charla con la directora de la universidad de letras de la UBA sobre cómo enseñar español. Al día siguiente, partieron rumbo a Reino Unido.

“Llegamos el 26 de septiembre a Inglaterra, a mí me tocó un pueblito llamado Aylesbury que está a 35 kilómetros de Londres. Luego de ganar la beca, en junio me dijeron que iba a ir a una escuela de allí”, detalló.

 

La escuela de Aylesbury que pidió por el bolivarense

Tal como precisó el joven, en la escuela en la que se desempeñó, los alumnos tienen clases de español y, en otra sala, son recibidos por el asistente de idioma extranjero para practicar el habla y la comunicación sobre los temas que trabajan con la docente. La institución es privada, la cuarta mejor del Reino Unido, es sólo para varones y para ingresar allíes requisito haber tenido un promedio mínimo de ocho en la primaria.

“Trabajamos temas como diversidad cultural, cantantes y figuras latinoamericanas y españolas, el medioambiente y contaminación, qué hacemos para tener un mundo mejor, fiestas culturales o tradicionales, monarquías españolas y dictaduras latinoamericanas”, ejemplificó.

Según el relato de Nacho, la diferencia en cuanto a la trayectoria educativa de los estudiantes es muy marcada respecto a Argentina. Allá los docentes guían la enseñanza pero no evalúan, al finalizar el año un equipo de especialistas se encarga de corroborar si se dieron los aprendizajes a través de pruebas estandarizadas que los alumnos deben resolver.

En el caso de español, la enseñanza consiste en cuatro partes que son escritura, escucha, oralidad y comprensión. “A los chicos les encantaban las clases porque ellos elegían hacer español. En los últimos dos años para prepararse para las pruebas, deben elegir entre alemán y español”, marcó el bolivarense.

Sobre la escuela a la que asistió –contó- es muy grande, con aulas alfombradas, en vez de libro de temas utilizan tablets, cada escuela tiene su página web donde está el perfil de los alumnos para que el docente tome asistencia y haga una devolución al finalizar cada clase. Esa información, junto a cualquier inconveniente que surja en horario de clase, llega a través de email a los padres de los alumnos. Las sanciones para los estudiantes es quedarse una hora más en la escuela haciendo educación física por 45 minutos y luego una charla de 15 minutos con una psicopedagoga.

Al ser profesor de matemática también, el bolivarense pudo cubrir ausencias de otros docentes de la escuela y dar clases de físico química, matemática e inglés. “La escuela tiene su propio staff de profesores de cobertura que se encargan de cubrir las diferentes horas. A la mañana, media hora antes de la primera hora de clase, se sabe qué docente falta y hay que cubrir y la planificación que hay que dar”.

En su último día de trabajo en la escuela, Ignacio recibió una carta de despedida de parte de los demás profesores y la institución le ofreció continuar como docente de cobertura para cubrir las licencias de español, inglés, matemática y físico química. “Cuando los alumnos se enteraron que se me terminaba la beca, hablaron con la profesora de español y con el director para pedirles si podía continuar en la escuela. Me sorprendió mucho que me ofrecieran ser profesor de cobertura”, fueron sus palabras.

 

En Reino Unido hay escuelas de mujeres, de varones y mixtas, como también públicas y privadas. Estas últimas requieren de mayor exigencia y el objetivo principal de asistir a una educación privada es que los jóvenes obtengan la mayor cantidad de niveles A, el más alto en educación, para luego poder ingresar a la universidad.

Así, quien decida estudiar medicina, por ejemplo en la universidad de Oxford, deberá obtener nivel A en las materias biología, inglés, matemática, lengua extranjera y química y la escuela secundaria prepara a los alumnos y alumnas para esos exámenes. En caso de conseguir una calificación más baja, sería B o C, deberán elegir otra universidad. Algo similar ocurre con los empleos.

Una vez que terminaron el ciclo básico que es general, similar a Argentina, los últimos tres años de secundaria se debe elegir qué materias cursar para conseguir los niveles A, según los intereses en lo que vayan a estudiar en la universidad o trabajar.

El ciclo lectivo inicia el 1 de septiembre, termina a fines de junio y en julio y agosto son las vacaciones de verano. Además, de los cinco días laborables hay que elegir uno para tenerlo libre, en el caso de Nacho era el viernes y trabajaba de lunes a jueves, tres horas a la mañana.

Consultado sobre su adaptación a este modo de trabajo que es tan diferente al de las escuelas locales y de Argentina, Ignacio marcó que se sintió “un poco perdido”. “Al principio fue muy desestresante porque pasé de trabajar 38 horas acá para tener un salario digno, a trabajar 12 horas y cobrar tres veces más. Mi salario eran 915 libras equivalentes a 1500 dólares por mes y tenía mucho más tiempo libre”.

Si bien tenía días de descanso al finalizar su trabajo en la escuela, viajar y conocer otras ciudades era un plan esporádico ya que los valores de transporte y hospedaje son bastante elevados.

 

“En Inglaterra todo es muy normado, estricto y ordenado. Antes de poder presentarme a trabajar con los alumnos tuve que asistir a una clase sobre seguridad informática y cómo preservar los datos de los alumnos, los derechos del niño y adolescente, por ejemplo, no se puede trabajar con uno solo, tiene que haber mínimo dos alumnos en la clase, no se puede ni tocar, ni abrazar, ni dar un beso, nada de contacto físico”.

En otro sentido, al reflexionar sobre lo que más extrañó durante su viaje, el primer lugar lo ocupan sus afectos, familiares, amigas y amigos y luego “el cariño que se brinda en las escuelas bolivarenses, que es único, por el sentido de pertenencia y el trato cercano entre docentes y alumnos.

En las escuelas inglesas no puede haber ningún tipo de relación entre los docentes y los alumnos, está prohibido tener a los alumnos en Facebook, en WhatsApp o en cualquier red social que permita hablar directamente porque atenta contra los cuidados del niño o adolescente. Allá el sistema es muy formal e innovador, acá faltaría un poco más de formalidad, estructura y orden y allá faltaría un poco más de cariño, calidez humana”, definió.

 

La llegada del Coronavirus

La beca tenía como fecha de finalización el 31 de mayo de 2020 y el bolivarense tenía su pasaje de regreso a Argentina para el 4 de junio, sin embargo, dado el inicio de la pandemia por Covid-19, los ingresos al país se cerraron y pudo volver el 13 de octubre del año pasado.

“El ministerio de Educación me dio una ayuda económica para poder sustentarme dos meses y mientras tanto allá me había enamorado, encontré al amor de mi vida. Además de crecer profesionalmente como docente, por estar expuesto, trabajar y conocer el sistema educativo de Inglaterra, también en lo personal crecí mucho, hice muchas amistades”, mencionó como balance.

“En marzo se cerraron las escuelas y por dos meses di clases online a través de la plataforma Google Meeting. Previamente tuvimos una capacitación con mi mentora, Rebeca, sobre cómo utilizar el programa, las políticas de privacidad de la escuela, las reuniones debían ser grabadas y se subían automáticamente al servidor dela escuela así, por cualquier inconveniente, los directivos podían observar”.

Así, los nueve meses que regía la beca para su estadía en el Reino Unido, se extendieron a un año y un mes. “Desde la mañana hasta la noche hablaba en inglés, a veces llamaba a algún familiar, amiga o amigo para hablar en español, para poder expresarme naturalmente porque en la escuela hablaba un español más neutro, hablaba más despacio y extrañaba el español argentinizado”, recordó Nacho entre risas.

 

“Mi futuro está en Bolívar”

Tras conocer a Ian, Nacho se casó en Inglaterra el 31 de julio del año pasado y tramitó la visa de esposo que le permitirá trabajar en Reino Unido,ya que su visa de trabajo expiró cuando terminó el periodo de la beca.

Desde que partió, el requisito era volver a Argentina una vez terminado el ciclo lectivo, por eso en cuanto pudo por la pandemia, regresó a su ciudad natal con la promesa de retornar con la nueva visa e incorporarse nuevamente como profesor en la escuela de Aylesbury.

Sobre su plan a futuro Nacho contó que ya tiene el pasaje comprado para volver a Inglaterra pero debió posponer la fecha en dos oportunidades debido a la cantidad de casos de Covid-19 que hay en Reino Unido y el ingreso al país está cerrado.

“Dentro de cinco o seis años, cuando en Argentina esté todo bien, la idea es volver y todo lo que aprendí allá poder volcarlo acá. Bolívar siempre me tiró mucho, nací, estudié, me capacité y trabajé acá. Hoy con 29 años siento que lo que hice llegó a su límite, más de lo que me perfeccioné no puedo, por eso prefiero estar en Inglaterra, perfeccionarme y trabajar allá”, dijo.

“Sé que mi futuro está en Bolívar”, aseguró Nacho más adelante. “El de Ian también. Él es inglés y tiene que aprender español para poder trabajar acá, es oficial de planeación y trabaja para el distrito de allá habilitando o no la construcción de casas”.

 

“Hay diferentes becas accesibles para cualquier profesor de inglés que se quiera perfeccionar. Lo que yo hice, cualquier bolivarense lo puede hacer, solamente requiere tener ganas de aprender inglés, de ser profe, continuar profesionalizándose y progresar”, afirmó Ignacio al momento de ofrecerse a quien quiera interiorizarse sobre su experiencia, que pueda contactarse con él. “Todos los años la beca se renueva y viajan diez argentinos a Inglaterra a enseñar, como asistente de idioma, el español”.

Por último el docente mencionó a Patricia Baldonedo, Natalia Quintiliano, Graciela Scarillo, Patricia Nanni, Ivana Botta y Norberto Derré a modo de agradecimiento, ya que fueron quienes lo formaron en el Instituto 27 y alentaron en los profesorados a seguir capacitándose. Así mismo, reconoció a sus colegas de todos los establecimientos educativos en los que trabajó.

 

Melina Gómez

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