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martes, 23 de abril de 2024
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Borges y yo, por primera vez en un teatro y con Peris en el bondi

José María Alabart estará el sábado próximo en la biblioteca María Alcira Cabrera.

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Borges y yo, unipersonal creado y protagonizado por José María Alabart, volverá a tablas el sábado próximo, en la biblioteca María Alcira Cabrera, para una función a beneficio de la actriz Ana Laura Maringer, que, como fue informado, debe someterse a una intervención quirúrgica ocular en una clínica porteña. Por primera vez la música será en vivo, en manos de Diego Peris.

Borges y los compadritos. Borges y el tango. Borges y los espejos. El humor de Borges, son algunos de los segmentos del espectáculo creado por el actor y director José María Alabart durante sus años en México. En tierra azteca lo presentó en bares y también, acotado y a la ‘gorra’, en colectivos, y ya de regreso a Bolívar a fines de 2002 fue lo primero que ofreció artísticamente, en marzo de 2003, en la ex librería La Maga, de avenida Venezuela casi esquina Brown.

El esquema radica en una visita a la obra de Borges, que el actor desarrolla mediante el recitado de una selección de sus poemas y relatos y la interpretación de algunos de los personajes de esos textos. Todo, mechado con referencias biográficas sobre el escritor, que aportan contexto acerca de la época en que esas obras fueron elaboradas.

Desde su estreno, durante estas casi dos décadas la pieza ha recorrido diversos escenarios locales, casi siempre bibliotecas, pero curiosamente nunca ha sido presentada en una sala teatral (en México tampoco), cosa que ocurrirá por primera vez el sábado que viene, desde las nueve de la noche, en el escenario de Falucho 780, cedido gentil y gratuitamente por la gente de la biblioteca y del grupo teatral Vamos de Nuevo, que tiene base allí, con entradas a 500 pesos y otra novedad: la música será en vivo, a cargo de Diego Abel Peris en loopera, violín, guitarra, set de percu y todos los ‘chiches’ que le conocemos.

Tocará cosas propias, que ha ido improvisando y estableciendo en estas juntadas de ensayos, según lo que le han inspirado estos escritos de Jorge Luis pasados por el tamiz interpretativo del ‘Mono’.

La última función de Borges y yo fue en junio de 2019, a beneficio del Profesorado de Teatro, que requería urgentes recursos económicos para plasmar su proyecto. ¿Habrá cambios con respecto a esa vez?

Alabart: -Sí. Uno es que estaré con ‘Looperis’. Ya estamos ensayando. Y agregaré el texto El amenazado. La idea es no ir más allá de la hora y quince de duración. Creo que no quitaré ninguno de los textos de la función de 2019 que citás. Pero quizá sí acorte las introducciones a cada segmento, las partes relativas al entorno, cuando hablo de esa Buenos Aires, del tango, de los compadritos.

Entusiasmo con su nuevo socio: “Tiene un costado creativo muy agudo, y mucho apego al trabajo” ¿Cuánto y en qué transforma a Borges y yo la presencia de Diego Peris? El espectáculo original incluía música grabada, que preparabas vos mismo.

-A algunos recitados los modificó bastante. Uno en particular cambió bastante. En general, creo que no va a haber una modificación sustancial, pero si algunas variaciones. En un poema puntual, utilizaba una música en la que el recitado entraba justo, con un ritmo que, al introducir otra cosa Diego, va a cambiar, además con un instrumento muy particular, como el violín (la banda de sonido del espectáculo original, creo recordar, se sustentaba en el bandoneón).

¿Cómo es la labor con él? Has trabajado bastante con músicos: con Vital Hernán Caraballo, Nicolás Holgado y Clara Tiani, pero nunca con Peris, de momento un nuevo socio tuyo en un vínculo que eventualmente podría continuar.

-Ojalá siguiera, sí. Creo que Diego tiene un costado creativo muy agudo, que me subyuga. Y, fundamentalmente, mucho apego al trabajo. Por otra parte, la tecnología ha evolucionado mucho desde que trabajaba con Hernán y con Nico y Clara. Con ellos teníamos que juntarnos a ensayar, en cambio acá él grabó todo y sigue trabajando por su lado y yo por el mío, no necesariamente tenemos que estar cara a cara, ni siquiera vamos poniendo fecha de juntada.

Y es como si se juntaran todos los días.

-De alguna forma sí. Pero sería interesante poder hacer algo con él, porque encima con todas esas cosas y elementos que lo convierten en una suerte de hombre-orquesta, todo se torna muy interesante.

Será la primera vez para Borges y yo en una sala teatral. ¿Qué implica eso?

-No lo sé porque no lo he presentado aún en un teatro, pero creo que puede ganar el espectáculo. Esta sala es pequeña, acogedora, cálida, favorece lo íntimo, a eso me refiero. Es un lugar precioso, me parece que lo que ha hecho ahí la gente de Vamos de Nuevo es muy interesante, porque incluso el escenario se ha agrandado; es cada vez más cómodo ir a ese lugar, y eso es lo que nos llevó a visualizarlo como óptimo para esta función, porque quizá por ejemplo El Mangrullo es muy extenso para una cosa tan íntima.

¿Qué representa hacer esta obra con el propósito de tender una mano a Maringer?

-Por cuestiones operativas no se podía hacer Pequeños demonios azules, que fue la primera intención, entonces surgió esta idea. Alguien también propuso convocar a Diego y a Raúl (Chillón, que tocará un compilado de sus canciones luego de la función de Alabart y Peris), para que hicieran lo suyo aparte de Borges y yo. Pero Diego decidió sumarse a esto. No sé, yo la tomo como una función más, que encararé con la misma seriedad y el mismo respeto con los que la haría cobrando una entrada para mí o gratuitamente porque me pagaran un cachet.

Chino Castro

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