Con una doscientas actividades en total en su seno, la Biblioteca Rivadavia cierra un año record en materia de cantidad, en el que, a la par, también cuidó dos de sus imperativos vitales, que son la calidad y la diversidad, y marcó algunos hitos para la cultura lugareña.
Esto es objetivo, no materia opinable, y seguramente vos conocés los números reales, pero tengo para mí que este año la Rivadavia ha tenido más volumen de actividad que nunca. La calidad habitual, pero más cantidad. ¿Es así?
Julio César Fal, presidente: -Yo también tenía esa percepción, pero hoy a la tarde (el sábado) consulté el calendario donde registramos todas las actividades que vamos realizando en el año. Me puse a contarlas y fueron -no sólo de la biblioteca propiamente dicha sino de las instituciones que trabajan aquí, como la Asociación Musical y el Coro Polifónicodoscientas actividades, incluyendo talleres, conferencias, presentaciones de libros, exposiciones, conciertos.
¿Hubo alguna vez semejante volumen?
-Nunca, nunca.
¿Y a qué obedece, a la salida de la pandemia?
-Yo creo que fue un poco eso, la gente quiso participar de más cosas tras la pandemia. Además se fueron postergando actividades. Para el año pasado teníamos proyectado el homenaje a las Duprat, un calendario amplio y extenso, que pudimos plasmar recién en 2022. Esas cosas influyeron en ese gran volumen de acciones, que es probable que no se repita en 2023. Además, la Asociación Musical cumplió sesenta años y desplegó una intensa actividad. Se dieron un montón de circunstancias que confluyeron en que fuera, por lejos, el año de más labor de la biblioteca.
Siempre con el imperativo de cuidar la calidad artística y estética de lo que ofrecen, ese es un valor que no resignan ya que no se trata sólo de cantidad.
-Y la diversidad también. La biblioteca está abierta siempre, a todo tipo de actividades, sin interesarnos la parte ideológica ni la política, todo aquí siempre ha tenido recepción, nunca hemos querido ser sectarios ni jamás eludimos propuestas, ya que todas las que se nos han planteado las llevamos a cabo.
En todo este período han conseguido una interesante fidelización de público. Hay gente que concurre a lo que hace la biblioteca -o porque lo hace la biblioteca-, y luego pregunta de qué se trata.
-Sí, es así. Hemos logrado una fidelización de una determinada cantidad de público que viene a todo lo que hacemos, y este año hemos tenido funciones masivas, de más de doscientas personas, algo no muy habitual para la ciudad de Bolívar.
Ahí también se ve una diversidad: gente de muy diferente edad, de distinto pensamiento político y diverso recorrido de vida, hermanada por un hecho artístico.
-Por ejemplo el día que trajimos el espectáculo de tango (del cantante Marcos Tamborenea junto a músicos bolivarenses), vino gente que no había entrado nunca a la biblioteca. Y por ahí vuelven. O cuando presentamos el libro de Carlos Picazo, que hubo gente que yo conozco de años, y que por primera vez ingresó acá. La diversidad de actividades provoca esto, el acercamiento de un público que quizá no sea habitué.
Marco dos hitos de este año que se va: aquí volvió a disertar Ariel de la Fuente, un hijo de Bolívar radicado hace años en Estados Unidos, de un sólido prestigio académico, y el concierto del célebre Rodolfo Mederos, bajo organización de la Asociación Musical.
-Coincido con vos en que fueron tal vez los dos actos más descollantes del 2022 dentro de nuestro ámbito. Lo de Ariel llevó mucho tiempo, su conferencia implicó tres años de trabajo entre él y la biblioteca, recopilando sobre las obras pictóricas de las Duprat, averiguando junto a él dónde estaban; hubo reiteradas visitas suyas para fotografiar ese trabajo, hasta confluir en su maravilloso libro al respecto, que está aquí y en todas las bibliotecas de Bolívar.
Chino Castro
