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Aunque no la veamos la luz siempre está (cortada)

La pueblada a la Cooperativa y el colapso del servicio – Opinión.

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El hartazgo llegó al río, por ventura la sangre no, allende algunos desmanes que no pincharon lo genuino del reclamo: en un hecho inaudito acá, centenares de vecinos ‘prendidos fuego’ se autoconvocaron en la Cooperativa Eléctrica el martes con el improvisado plan de hacer tronar el escarmiento, y terminaron forzando la renuncia del taita de Campos Energéticos tras dos horas de alta tensión, la que no tenemos en la ciudad. Un ‘mérito’ del ‘anti-servicio’ de energía eléctrica que está prestando un grupo que venía a cambiar la historia y se estrelló contra una comadreja.

Quizá nadie podría zanjar un problema encuadrado en el calentamiento global y el desprecio por los recursos naturales en un mundo que rueda hacia su extinción atorado de capitalismo, que por ir por todo para unos pocos terminará quedándose sin nada para nadie. Expertos lo vienen avisando pero con muy poco rating, a la casa de Gran Hermano prefieren convocar a otrxs, ya sabemos que el saber aburre. Ni siquiera podría arreglarlo una comisión de notables, menos un cúmulo de gente que por momentos parece estar ahí para cursar su odio al gobierno comunal más que para resolver algo, a la que quizá no una el amor, sino el espanto. Hablaron demasiado, prometieron, criticaron casi en modo barrabrava a la anterior administración, pero del otro lado del transformador con comadreja adentro no saben qué hacer, o, bien dicho, cómo hacerlo: disponen de un triciclo y es menester llegar a La Quiaca. O mintieron, porque es obvio que con un juguetito con rueditas no se alcanza ni el puente de Blanca, o son incapaces por no saber de qué se harían cargo, como quien cree asumir en el Chelsea y se topa con el Central Córdoba de Carol ‘Maderón’. (Pavada de inocencia, ponéle, por ser buenos.) Humildad cero, pero bravuconear y gestionar casi siempre son antónimos: por eso la ‘factura’ será más grande, mientras la de luz tendrá que ser más chica, ya que esta pueblada bien puede derivar en alguna suerte de rebelión fiscal.

Nos revolvemos todes en un cóctel pavoroso, que tras una noche sin dormir sólo podía reventar: temperaturas de 40º en marzo, en medio de una sequía que constituye una tragedia hasta estética; una ciudad cada vez más poblada lo que equivale a más demanda energética, y paradójicamente la misma estructura para saciarla tras añares de desinversión; dependencia de una sola fuente, Henderson, y algún ‘Lipo’ más. Trajeron unos generadores que son un estornudo tratando de frenar un ciclón, se ufanaron en redes de que le habían ganado a enero y al toque la realidad los goleó. Encima cuando se chocan la pared es culpa de Edén y cuando algo resulta es mérito propio, el remanido truco de capitalizar los éxitos y socializar los fracasos, que lo único que ha conseguido es arrojar más leña al fuego justo cuando menos llueve. Edén, esa palabra que lograron afear: en Bolívar pasó de Cielo a Infierno.

En medio de un desastre de lunga data y ribetes nacionales, tal vez no sería solución definitiva ni la mentada línea de 132kv, una obra que es imperioso recordar que el macrismo paralizó, la pandemia mantuvo frizada y este gobierno no logra completar, pero es verosímil que si la gestión Pisani pudiera inaugurarla, el intendente se aseguraría un período más como tal y no habría ‘Bali’ que valga, ni muy peinados Moranes, ni el pertinaz Erreca que ahora se va a entretener con la Rural ni el sonrisal ‘Pachito’, en el autito o la motito. Ese debería ser el núcleo de la próxima campaña: resolver una desgracia que es transversal y bien de época, urgente hasta lo desesperante, si bien siempre hay quien se jode más.

Aunque cada día ‘traiga’ veinticuatro horas, transitamos el verano más largo, por ‘piñón fijo’, de nuestra historia. Hasta renunciamos a hablar de lluvia, ya ni recordamos su perfume, ahora sólo esperamos chaparrones o algún chubasco. Como las de cualquier índole, la crisis golpea más duro a los sectores rotos en lo económico, mientras los ‘bolsillo gordo’ encienden a tope su flota de aires, y está bien, o es razonable aunque no sea exactamente solidario: resultaría penoso que como Cooperativa haya que salir a pedirles que apaguen todo, y la constatación de un fracaso, que se añadiría al de resignarse a la caquexia de un esquema de turnos para cortes rotativos.

Suele reclamarse un touch de ardor a un pueblo manso como el nuestro. Parecía que volcar la bronca en redes conduciría a la catarsis y la inacción, ya que el Facebook reabsorbe las cóleras y acomoda todo zambulléndose en su ombligo, pero justamente las vituperadas redes sirvieron para movilizar una convocatoria sin liderazgos, atropellada al límite del desmadre, aglutinada por un enemigo claro: el Consejo de Administración de la Cooperativa. Un enemigo equivocado, por más ineptitud que estén exhibiendo sus jerarcas, ya que la situación los excede: Campos Energéticos ha arribado a gestionar la miseria; por más ínfulas que tengan, sus líderes son meros fusibles de un cuadro cada vez más doloroso e indignante; basta recordar, por no ir más atrás, que de Porris para acá todo ha sido padecer. Al menos, en lo atinente a la misión-razón de ser de una empresa que es de todes pero no le sirve a casi nadie: darnos luz. Aunque blablearon; aunque hubiesen mentido como hienas; aún si ocuparan esos candentes sillones sólo por su tirria al gobierno municipal, que injería en la conducción anterior. (Dicho sea de paso, tampoco ha sido feliz la irrupción en redes de algún ex pope de la institución, que en modo ‘yo te avisé’ parece haber salido a pavonear su felicidad casi erótica porque ahora resulta que los nuevos son tan malos como los anteriores, con tendencia a peores, mamita.)

La salida sería la línea de 132. Por ahora, porque si los ‘gordos’ del mundo siguen violando a la naturaleza para renovar sus credenciales de ‘exitosos’, asesinándola con fruición, no quedarán agua, bosques, ni tierras ni aire sanos… ni luz para iluminar esos negocios que el capitalismo gusta mostrar para hacer ‘escuela’… ni gente para aplaudir y arrodillarse. Pero la política vernácula no logra ponerse de acuerdo sobre algo ya tan elemental, a contramano de los entusiastas e inocentones que siguen clamando por la ‘mesa grande’. Y justamente sería hora de encauzar en lo político la acalorada movida que confluyó en la Cooperativa, y tuvo retoños miércoles y jueves, ninguno con la frescura de la acción original. Quizá no en lo partidario, aunque tampoco habría que tenerles miedo ni envidia a que una franja se hiciera cargo del ‘cacao’. Para asumir derechos y exigir, para estudiar el tema y qué onda alrededor, para involucrarnos por encima de la crisis y los ‘salvadores’ de turno que andan viendo qué pescar, o a quién enchastrar, ya que comprometerse es lo contrario de hacer vecinalismo barato: qué joder, si resulta que ahora tanto anhelamos la línea, pues plantémonos detrás del intendente para que la terminen de una puta vez, así como en el ’85 todos se encolumnaron detrás de Carretero para que volara la ruta; nadie les pedirá que griten Viva Perón. Antes de que el invierno arroje sobre esta abrasadora oscuridad su paño frío (el otoño ya rajó con la cola entre las patas), y el verano que viene todo vuelva a reventar.

Chino Castro

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