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Amigo del alma

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Escribe: Mario Cuevas.

“Voy y ya vengo…” dijo Eduardo Mateo un día de 1971 en los Estudios Ion y se fue a Montevideo dejando colgado al técnico Carlos Piriz, ideólogo del convite al trovador uruguayo para que grabara un disco en Buenos Aires. En esos días Mateo ya despuntaba como una figura a seguir, venía de integrar con Rubén Rada, Urbano Moraes y Luis Sosa, El Kinto, agrupación fundacional en eso de fusionar el candombe con la música beat, dando lugar al candombe beat.

El plazo estipulado para la grabación del disco era una semana. Piriz recurrió a Nancy Charquero (pareja de Mateo en ese momento) y a Eduardo Rozas (ayudante de producción), para la logística y el ‘encausamiento’ del músico, ya conocido por sus divagues y extravagancias, pero la cuestión no fue sencilla, el carácter impredecible de Mateo afloró rápidamente, no sólo era difícil que cumpliera con los horarios sino que una vez en el estudio también se comportaba erráticamente.

“El primer día grabó, no sé, tres, cuatro cosas – cuenta Piriz – Al día siguiente descartó esas tres o cuatro cosas. Borramos. Y ese proceso de borrar lo del día anterior y volver a hacer otras cosas corrió durante cuatro o cinco días. Entonces entendí que ese iba a ser el sistema para todo el disco. Entonces empecé a guardar el material, excepto cuando eran tomas directamente equivocadas…”

“El disco fuerealmente como una bomba en Uruguay – dice Jaime Roos en ‘Razones locas’ (1994), la biografía de Mateo de Guilherme de Alencar Pinto – Es un disco que devoré, que conozco de memoria. Marcó una línea estética, en miopinión, absolutamente tercermundista, si es que esto quiere decir algo: Mateo haciendo un disco con una guitarra acústica y un tambor, en un momento en que toda la música estaba electrificada, en que el rocanrol se hacía cada vez más sofisticado y se tendía ya a dejar la forma simple para llegar al rock sinfónico, al estilo de Emerson Lake & Palmer o Yes.”

“Mateo solo bien se lame” salió a la calle gracias a la tozudez de Carlos Piriz que pese a la negativa del propio Mateo y por su cuenta editó las grabaciones que había preservado. El disco sigue conservando un dulce encanto con esas canciones hermosas, interpretadas austeramente; muchas de ellas, en sus inicios, contienen comentarios del propio Mateo. Citamos tres perlas al pasar: ‘Uh, qué macana’, ‘De nosotros dos’ y ‘¿Por qué?’

“Mateo y Trasante” (1976), su segundo álbum, fue grabado sin sobresaltos de ningún tipo, descontando el hecho que los uruguayos estaban bajo una dictadura militar que se inició en 1975 y duró hasta1985.

Luego de este álbum la existencia de Mateo comenzó a complicarse, perdió su empleo en el restorán ‘Panamericano’, vendió casi todos sus instrumentos y comenzó a deambular en pensiones que no pagaba y en casas de los pocos amigos que le quedaban. Era perseguido por la policía por su vínculo con las drogas ilegales, en febrero de 1978 lo encarcelaron al encontrarle recetas truchas de psicofármacos. Al salir pudo realizar un par de ciclos de recitales: ‘Recitales Mateo’ y ‘El tango según Mateo’, perosu nombre comenzó a perder terreno en un sector de la música popular que reclamaba canciones urgentes en contra de la dictadura.

“Cuerpo y alma” (1984), su último álbum solista, también tuvo sus vicisitudes, comenzó a grabarse en 1981, en agosto de ese año Mateo fue internado en un hospital psiquiátrico y cuando salió no volvió al estudio. Un año después, sin dinero, vivía en el camarín del Teatro de la Candela, protegido por el periodista, poeta y director de teatro Horacio Buscaglia, juntos realizaron varios shows (los dos juntos escribieron la hermosa ‘Príncipe azul’).

El 11 de abril de 1987 Mateo y Fernando Cabrera, artista de una nueva generación, realizaron un recital en el Teatro del Notariado. El show había sido ensayado rigurosamente y se notó arriba del escenario. Mateo, voz, guitarra y percusión; y Cabrera, voz y guitarra, sus voces y sus duendes, interpretaron sus temas (clásicos y nuevos) y compartieron los arreglos, creando una mágica atmósfera que tiempo después se editó como “Mateo y Cabrera”, registro imprescindible en la discografía de ambos músicos.

Mateo comenzó 1990 con un nuevo ímpetu, tocaba en vivo con Alberto Wolf y los Terapeutas y proyectaba sumar al espectáculo a Fernando Cabrera pero en mayo debió internarse debido a un cáncer abdominal que venía ocultando hace un tiempo. Murió el 16 de mayo, el día fijado para estrenar su recital junto a Fernando Cabrera y Los Terapeutas.

Eduardo Mateo se reparte entre sus divagues y su auténtica obra. La mayoría de los estudiosos coinciden que su música brilla por sí misma por su riqueza rítmica y particular lírica; pero su figura en sí es más valiosa por la influencia que ejerció entre sus pares de la música popular uruguaya y argentina.

Una anécdota, entre tgantas, registrada en ‘Razones locas’ que lo pinta de cuerpo entero: Mateo está brindando un recital, luego de tocar dos o tres canciones anuncia un solo de guitarra, apoya el instrumento en la silla y se baja del escenario. El público festeja la ocurrencia pero luego comienza a reinar el silencio a medida que transcurre el tiempo y el músico no regresa. Unos más temprano, otros más tarde, cayeron en la cuenta que el recital había terminado. Algunos de los presentes aseguraron haber visto a Mateo que los saludaba desde el bar de enfrente, acodado a la barra, copa en mano.

“La noticia de la muerte de Mateo fue uno de los golpes más fuertes que he tenido en mi vida – recodó Jaime Roos – Justamente estaba grabando un tema que se llama ‘Igual que ayer’, que habla de la muerte de alguien. Una letra que terminé cuando murió Jorge Lazaroff. Al día siguiente sentí que había un agujero en mi pecho, y me parecía que había también un agujero en el cielo de Montevideo. Me acuerdo que llovió todo el día, y a la noche teníamos que hacer un show en La Barraca. Fue la peor noche de mi vida sobre un escenario. No se lo dijimos al público hasta la última canción, porque muchos de ellos no lo sabían, y luego tocamos ‘Amigo lindo del alma’. Y después de ese tema, escuché de la gente un aplauso que no había escuchado nunca en una vida sobre el escenario. Un aplauso que recordaba a una llovizna, muy tranquilo y suave, y que parecía que no terminaba jamás”.

 

Versionando a Mateo

‘Y hoy te vi’: Citamos las versiones de Sandra Mihanovich en ese hemoso álbum que es “Puerto Pollensa” (1982); y la de Rubén Rada en “Rada fan, pa’ los amigos” (2009).

‘Príncipe azul’, música de Mateo y letra del poeta, periodista y director teatral Horacio Buscaglia. Imprescindibles las audiciones de León Gieco (“DeUshuaia a La Quiaca”, 1985) y Lorena Astudillo-Daniel Maza (“Sólo los dos”, 2011).

‘Esa tristeza’: Diane Denoir debutó como cantante en 1966 acompañada por Eduardo Mateo en guitarra. En 1998 se editó “Inéditas”, con grabaciones de los dos que incluye ‘Esa tristeza’ y ‘Y hoy te vi’. También es recomendable la interpretación de otra uruguaya, Laura Canoura, en su álbum producido por Jaime Roos, con la participación del Grupo Repique, que lleva por nombre la canción de Mateo,

Por último hay que escuchar ‘Ese amigo del alma’ por Jaime Roos, Rubén Rada y Hugo Fattoruso en vivo en el concierto ‘Por siempre Lennon’, realizado en el estadio Luis Franzini, el 1° de febrero de 1991. Este material se editó en un compilado de Jaime Roos titulado “El puente” (1995).

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