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viernes, 29 de marzo de 2024
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Adicciones: Carta a los padres

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Colaboración: Dr. Luis Valladares

Ante el permanente aumento de circulación y consumo de drogas es necesario que estemos muy atentos a los comportamientos de nuestros hijos.

En general creemos que nuestros hijos están exentos de semejante riesgo sin darnos cuenta que también ellos pueden estar expuestos, porque entre otras cosas, se las ofrecen hasta en la vía pública.

Es muy importante conocer a sus amigos y saber a qué lugares concurren.

Debemos estar atentos a los cambios bruscos de conductas y de estados de ánimo como la depresión, la tristeza, el desánimo, la euforia, etcétera, porque pueden revelar si están en riesgo de consumir alguna droga o si ya lo están haciendo.

Muchos adolescentes revelan no tener pasiones, o no se sienten motivados, o son víctimas de la apatía y la desorientación, cuando en esas edades debieran ser los más inquietos y curiosos por descubrir cosas nuevas y tener planes para su futuro.

Los adultos somos los responsables de que eso les suceda al no atender sus preocupaciones, sus gustos, sus ideales, sus dudas y sus miedos, y no guiarlos ni estimularlos en todo aquello que pueda hacerlos felices.

Es importante ganarse la confianza de los jóvenes para mantener el diálogo con ellos y conocer sus inquietudes. Esto no significa que los padres debemos ser “amigos” de nuestros hijos, sino que debemos ejercer el rol de padres, brindando siempre la oportunidad de que nos transmitan sus inquietudes, para lo que debemos estar dispuestos a escucharlos sin censurarlos, pero guiándolos por el mejor camino de la vida.

Una encuesta realizada en nuestro país a 10.000 adolescentes cuya recopilación de datos demandó tres años, reveló que la causa más frecuente por la que los jóvenes comienzan a consumir drogas, es que los padres no los escuchan y no tienen a quienes confiarles sus inquietudes.

Debemos estar atentos, ya que muchas veces ocupamos gran parte de nuestro tiempo en atender otras necesidades, generalmente materiales, sin advertir que no atendemos lo que es esencial, como son nuestros hijos.
Es imprescindible orientar a los jóvenes y responder a sus inquietudes y dudas, pero también fijarles límites a sus conductas, a su deseo de probarlo todo ante su necesidad de conocer, porque eso también incluye a las drogas.

Aunque no lo expresen directamente, ellos necesitan que se les fijen límites, porque eso les significa que nos interesa lo que les sucede, que los amamos y que deseamos evitar que sufran daños o decepciones.

Esto no significa ejercer un rol dictatorial, ni aplicarles prohibiciones o sanciones sin explicación alguna, sino que se trata de marcarles el mejor camino y enseñarles que deben conducirse con la libertad responsable que les permita desarrollarse como buenas personas.

Es fundamental demostrarles cariño. Que sepan que difícilmente alguien los quiera tanto como la madre y el padre, porque les deseamos lo mejor en todos los aspectos de la vida.

La persona que es consumidor se vuelve un esclavo de la droga, pudiendo cometer actos contrarios a su educación, y para conseguirla, pueden realizar actos reñidos con la moral y las buenas costumbres de su propio hogar,  hasta perder su salud, porque al ser dominado por la droga, pierden totalmente el control de sus actos.

El consumidor ya no es capaz de mantener relaciones estables, tanto con familiares como con amigos, pues rechaza que quieran imponerle que deje las drogas, razón por la que en general, sus únicos amigos son también consumidores. Muchas veces roba o engaña para conseguir droga, lo cual deteriora aún más sus relaciones. Suele ser agresivo y propenso a generar conflictos.

Se llega al grado de abandonar metas y planes, recurriendo a la droga como una “solución”, que en realidad no les resuelve nada, sino que les provoca un bienestar pasajero que daña su salud, y adquieren un nuevo y grave problema.

El alcohol y las otras drogas impiden percibir las más hermosas sensaciones que tiene la vida, porque solamente se siente el efecto de la drogadicción que es falso, temporal e insalubre.

Debemos hacerles saber que las drogas no otorgan felicidad, porque el falso estado a que se llega con el consumo es no poder actuar de acuerdo a su voluntad, sino por el efecto pasajero que las drogas realizan en su cerebro; que es muy fácil contraer adicciones pero que es muy difícil salir de su consumo. Que cualquier adicción provoca un falso estado de ánimo, y en lugar de ayudar a resolver los problemas, da una falsa visión de la vida y crea otro problema peor, que además de enfermar, quita capacidades y hasta puede hacerles perder la vida.

Tenemos que asegurarles la posibilidad de que sean realmente felices, y obtendremos la mejor retribución que es su felicidad, su cariño y agradecimiento.

A veces es difícil distinguir el mal humor o la angustia normales de un adolescente de los signos causados por el consumo de drogas. Algunos de los indicios de alguien que consume drogas, son los siguientes: ausencias frecuentes a clases o al trabajo; falta de energía y de motivación, adelgazamiento o aumento de peso; falta de interés en la ropa, cambios en el aseo personal o en la apariencia; cambios de conducta; prohibirles a los familiares la entrada a su habitación; no decir a dónde va con sus amigos; pedidos repentinos de dinero sin explicación; o puede descubrirse que falta o han robado dinero, o que han desaparecido objetos del hogar; sensación de euforia o mareos; ojos rojos y pupilas dilatadas; ansiedad extrema o nerviosismo; vómitos; confusión; conductas violentas; irritabilidad o cambios en el estado de ánimo; dicción rápida o incoherente; desinhibición; cambios emocionales rápidos; temblores; conducta agresiva y posiblemente violenta; depresión, etcétera.

Estimados padre y madre, tomen en cuenta lo siguiente, para ayudar a prevenir el consumo de drogas en sus hijos:

– Comuníquense: hablen con sus hijos de los temas que a ellos les interesan para tener un diálogo abierto, amplio, que sea confiable para ellos y que les posibilite comentarte sus inquietudes.
– Escúchenlos con mucha atención a todo lo que quieran comentarles y muy especialmente cuando sus hijos hablen sobre la invitación de sus pares al consumo de drogas, y muéstrenles su total apoyo a sus esfuerzos por resistir esa invitación.

Es fundamental que actuemos ante los hijos como personas de bien, saludables, que practicamos los valores éticos. Un vínculo fuerte de confianza y amor estables entre los padres y los hijos, reduce notablemente el riesgo de que los adolescentes consuman drogas.

Por nuestros hijos y por las nuevas generaciones, vale la pena que nos ocupemos de este importante tema.      

 

 Dr. Luis Valladares

DNI 7.723.240

[email protected]

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