Bolívar amaneció hoy casi como un día normal, sin vigencia de cuarentena. En realidad, el verdadero caos que significa la circulación de gente por las calles comenzó luego del horario de apertura de la actividad bancaria. Al habilitarse el funcionamiento del clearing, los cheques comenzaron a entrar a todas las cuentas y no quedó más remedio que salir a cubrirlos, al menos para quien puede hacerlo. Para ello, numerosas personas debieron ponerse en marcha para conseguir fondos. Intentar cobrar facturas y hasta pedir favores a amigos o parientes demanda, necesariamente, la imperiosidad de moverse y entonces se vio (se ve aún a la hora de este reporte) a cantidad de personas deambulando por la calle, autos estacionados en doble fila y largas colas en los cajeros automáticos, que han sido repuestos de dinero y, sin límites, permiten extracciones.
Era imaginable una situación como la descripta. Sin embargo, es absolutamente contradictoria con lo que se viene pregonando (y cumpliendo) desde que se desató la emergencia. Hay cuestiones que atañen a decisiones que deben tomarse desde las más altas esferas del gobierno que, imperiosamente, deben pensarse con tiempo y ejecutarse. Si no, no servirá de nada el esfuerzo ya hecho y el que queda por hacer.
