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sábado, 20 de abril de 2024
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Abejas construyen nidos enteramente de plástico

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Un estudio de la UBA registró por primera vez una construcción hecha totalmente de este material en San Juan.

Una gran cantidad de envases y bolsas plásticas de diversos insumos de la actividad agrícola quedan en el ambiente luego de su uso. Estos residuos pueden modificar la diversidad y el comportamiento de la fauna silvestre. Una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) en colaboración con el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar de la Región de Cuyo (INTA) corroboró este hecho al encontrar, por primera vez en el mundo, un nido de abejas construido enteramente de dos tipos de desechos plásticos en un campo de producción de semillas en la provincia de San Juan. “Fue un hallazgo casual. Nuestro equipo de trabajo se especializa en estudiar cómo los insectos silvestres influyen en la polinización de los cultivos agrícolas. Ocurrió mientras relevábamos qué polinizadores había en la zona. Las abejas son un grupo importante y en general, existen algunas que construyen panales de cera en donde viven en comunidad -las más conocidas- y otras que son solitarias y construyen nidos a partir de restos vegetales que obtienen de su entorno. Para registrar estas últimas, colocamos bloques de madera con un agujero -trampas- en donde estos insectos suelen nidificar”, contó Juan Pablo

 

Sorpresa y 

preocupación

“La abeja cortó más de 20 piezas de bolsas de residuos y las colocó una por una en forma de barril dentro de la madera”. Torretta, docente de la cátedra de Botánica General de la Fauba. “Habíamos puesto más de 60 trampas y en una de ellas registramos el primer nido de abeja del mundo compuesto totalmente de piezas plásticas. Además, comprobamos que el insecto usó dos tipos diferentes de este material derivado del petróleo para construir las tres celdillas que componen el nido. Las primeras dos eran de un fino plástico celeste y la última de un plástico blanco y más grueso.

 

Solitaria

 A pesar de que los investigadores no vieron al individuo responsable del nido, saben que pertenecía a una especie de Megachile. “Las abejas de este grupo son solitarias y algunas arman sus nidos en huecos. Usan materiales vegetales que recogen del ambiente, como pedazos de hojas, pétalos y barro, para construir celdillas donde ponen un huevo en cada una, junto con polen y néctar para que cuando la larva emerja, pueda alimentarse. Un nido puede tener hasta 6 crías, aunque está limitado principalmente por el espacio disponible”, explicó Torretta, quien también es investigador del Conicet. En este sentido, el investigador señaló al sitio de divulgación científica Sobre la Tierra que no se sabe si la abeja reemplazó las hojas y los pétalos que normalmente usa para construir su nido debido a la falta de vegetación disponible o si prefirió construirlo de plástico por alguna razón aún desconocida. Sea como fuere, el uso de este nuevo material resalta la flexibilidad de estos insectos para responder a cambios en el ambiente y para emplear materiales alternativos en sus nidos. “Nuestro registro no sólo muestra el impacto de las actividades humanas sobre la diversidad y el comportamiento de los principales insectos responsables del servicio ecosistémico de polinización, un factor fundamental para sostener la producción agrícola. También muestra el alto nivel de contaminación por residuos de la actividad agrícola en los campos”, advirtió.

 

Bendición y maldición

El grupo de investigación que compone Torretta piensa que la abeja en cuestión pertenece a la especie Megachile rotundata que proviene de Asia. “La trajeron a la Argentina en la década del ‘70 por razones comerciales y se naturalizó. Mientras que la conocida abeja de la miel, Apis mellifera, es una abeja social que utiliza la cera que produce en sus glándulas para construir el panal, M. rotundata, que no anida en comunidad, corta y colecta piezas vegetales para disponerlas como si fueran tejas para elaborar su nido”. Además, Torretta detalló que existen muchísimas especies de abejas con diversas morfologías y comportamientos, y que cada una aporta de forma diferencial Cuestión de diversidad sus servicios a los ecosistemas naturales y artificiales. “La mayor parte de las abejas son solitarias y éstas son las más efectivas en la polinización de muchos cultivos, pero las abejas sociales como Apis mellifera dominan por su gran número. Una colmena de Apis puede tener 50 ó 60 mil abejas”.

 

Cuestión de diversidad

El grupo de investigación que compone Torretta piensa que la abeja en cuestión pertenece a la especie Megachile rotundata que proviene de Asia. “La trajeron a la Argentina en la década del ‘70 por razones comerciales y se naturalizó. Mientras que la conocida abeja de la miel, Apis mellifera, es una abeja social que utiliza la cera que produce en sus glándulas para construir el panal, M. rotundata, que no anida en comunidad, corta y colecta piezas vegetales para disponerlas como si fueran tejas para elaborar su nido”. Además, Torretta detalló que existen muchísimas especies de abejas con diversas morfologías y comportamientos, y que cada una aporta de forma diferencial Cuestión de diversidad sus servicios a los ecosistemas naturales y artificiales. “La mayor parte de las abejas son solitarias y éstas son las más efectivas en la polinización de muchos cultivos, pero las abejas sociales como Apis mellifera dominan por su gran número. Una colmena de Apis puede tener 50 ó 60 mil abejas”.

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