Un lector de este medio hizo llegar una inquietud relativa a un problema que es viejo en esta ciudad y que, evidentemente, no ha podido encontrar siquiera un principio de solución.
El correo electrónico recibido de parte de José Llarena, comienza haciendo referencia a que “Los nichos (del cementerio) que tenían placas de bronce, desde hace un tiempo se reemplazan con placas de plástico. El motivo de la lamentable sustitución es de público y notorio conocimiento en el pueblo.
“Hay una organización delictiva que las roba, con tanta facilidad que puede describirse como un “cementerio liberado” por la impericia y la inseguridad.
“La pregunta es: ¿en qué galpón/casa/terreno/etc. de la ciudad, se depositan las placas de bronce para su fundición? Todo ello, seguramente, con una silenciosa impunidad de cómplices y encubridores”.
La inquietud del lector, como decimos más arriba, se hace eco de una situación que no solamente afecta al cementerio, sino que replica incluso hasta en edificios y monumentos públicos donde ya prácticamente no se instalan las inigualables placas de bronce y se han reemplazado por las plásticas que duran mucho menos y que de ninguna manera las igualan en calidad. ¿Será que debemos acostumbrarnos a que los que lucran con el delito siempre nos ganen?
