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25 de Mayo: surgimiento, evolución, diferencias, deudas pendientes

El profesor Pablo Corbera analiza el derrotero de la Revolución.

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Lo que se logró, lo que, aún hoy, permanece como materias pendientes de un país, el nuestro, que sigue lidiando con lazos, mayormente en lo económico, que obturan una independencia real. Los ‘súper’ héroes. Los dos enfoques que siguen latiendo bajo los pliegues de nuestra cruda realidad. Y la justicia, esa gran ausente que niega la igualdad. Aquí, la visión del profesor de Historia Pablo Corbera acerca del 25 de Mayo de 1810 y el día después.  

25 de Mayo de 1810. ¿Fue una revolución?

-Se conforma un gobierno autóctono, por llamarlo de algún modo, que deriva de una gran crisis que sufrían las bases de la monarquía española. En principio parecía que no estaba en juego la pertenencia a una nacionalidad común, es decir una nacionalidad española. Ahora, los acontecimientos que van a ir dándose a partir de ese 25 de mayo, van a hacer que miradas que quizá eran un tanto ambiguas en algunos, vayan tornándose un poco más claras: la de estos flacos que llevaron a ese proceso que comenzó como una crisis, a erigirse en una revolución.

Tipos comunes

¿Quiénes eran? La historia ‘oficial’, a través de sus libros, sus investigadores y sus ideólogos, nos ha educado en la idea de que aquello fue un bloque monolítico conformado por gente que quería lo mismo casi sin matices, cuando seguramente hubo resquebrajamientos, diversos enfoques, unos que pretendían una cosa y otros, otra; en todo proceso político hay héroes pero también villanos.

-Totalmente. Por empezar, estos hombres eran tipos que venían de diferentes lados, y comunes, no gente iluminada: había comerciantes, empleados de instituciones, abogados; gente preparada intelectualmente e individuos más de acción. Era un conjunto de tipos comunes, ciertamente. Y con respecto a esto que decís de los resquebrajamientos, digamos que había puntos de encuentro, ya que de otro modo no se hubiese hecho nada, pero al poco andar divergieron las miradas, y entonces quedaron dos bloques: uno, más conservador y dialoguista con las autoridades de la Corona, mientras que el otro era más radical.

A partir de la crisis que se suscitó, hubo un grupo que vio la oportunidad e inclusive la conveniencia de romper con España. Otros querían seguir perteneciendo.

-No olvidemos que la Junta jura en nombre de Fernando VII. Y debemos tener en cuenta también que hacía trescientos años que vivíamos en el colonialismo, con sectores en la esclavitud. Padecíamos una obliteración de trescientos años, algo tremendo. Había gente que realmente quería romper de cuajo con todo eso. Bueno, la conformación de esa primera Junta llevó a pedir lógicamente el reconocimiento de ese gobierno a otras regiones dentro del virreinato. Y hubo ciudades que no querían, que se pusieron en contra y hasta comenzaron a organizar la contrarrevolución, algo para voltear a ese gobierno. Por ejemplo, Córdoba fue muy refractaria a ese primera Junta, de entrada nomás, y eso le cuesta la vida a Liniers, alguien que había sido un héroe de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires muy poco antes, 1806 y 1807. Es decir que la cosa venía en serio.

“Han sido muy pocos los momentos en que hemos tenido una independencia económica real”

El movimiento avanza hasta 1816, cuando se declara la Independencia. Hoy vemos -padecemos las mayorías- que somos un país dependiente por un montón de cuestiones, sobre todo económicas. La pregunta es si fuimos realmente independientes en algún momento, y si fue así, cuándo fue que perdimos esa condición hasta llegar a este punto, 2023.

-Ya en 1813, en lo que se conoce como la Asamblea del año XIII, se intentó declarar la independencia y no se pudo, porque Inglaterra jugó muy fuerte: en ese momento era aliada de España en el combate contra Francia, y uno para declarar la independencia necesita que alguien lo reconozca, por eso el reconocimiento de Inglaterra era fundamental: pero si aceptaba la independencia rioplatense, se le iba a complicar la situación con España. Sí les convenía a los ingleses que funcionase un gobierno que no estuviera atado a la Corona española, pero tampoco que fuera independiente. No se pudo, hubo mucha presión inglesa, entonces hubo que esperar tres años más, y resultó una independencia declarada bastante rápido, por presión de gente muy grande de nuestra historia, entre ellos San Martín, que necesitaba esa declaración para llevar adelante su campaña libertadora. Y fue una independencia quizá en lo político, dado que al poco andar ya íbamos a quedar atados a otra potencia, de un modo más sutil y complejo. Algo que continúa. Las deudas externas son lazos de dependencia, nos condenan, en ese sentido. Desde 1824, con la Baring Brothers otorgando un crédito del cual quedamos pendientes… La verdad es que en estos doscientos y pico de años de historia, han sido muy pocos los años en los cuales hemos tenido una real independencia económica.

Es una independencia formal, lo que quiere decir que los argentinos de hoy, 2023, cargamos sobre nuestras espaldas con aquellos desafíos de 1816 en punto con lograr una liberación real.

-También entre estos hombres de Mayo había muchos abonados a las ideas de la Revolución Francesa, de la Ilustración, esos ideales de libertad, el triunfo de la razón sobre las creencias, el imperativo de la justicia y la igualdad. Todo eso constituye un faltante al día de hoy; hay que seguir peleando por la justicia, que no llega a todos por igual. A algunos los alcanza y a otros parece que no tanto, y eso afecta e impide la igualdad.

Hubo héroes y villanos en todo aquél proceso, o héroes más héroes que otros, por decirlo así, y en ese punto también hay discrepancias. Desde tu perspectiva, ¿quiénes fueron los héroes?

-Belgrano, Moreno, Castelli. Paso. Digamos que a esos muchachos me gustaría tenerlos en mi equipo. No olvidemos el Plan de Operaciones, de Moreno.

Que se cita mucho aún hoy.

-Sí, pero no sé si todos los que lo citan lo han leído. Ese Plan de Operaciones cuya autoría se adjudica exclusivamente a Moreno, pero hay que decir que un tal Manuel Belgrano es el coautor. No es poca cosa eso. No es un programa digamos asociado a la guerra, sino que abarca un montón de directivas y pautas. Por ejemplo, ese diseño pedía más intervención del gobierno en el comercio exterior. Algo que hoy también constituye un faltante. Cuando vemos las terminales portuarias en el Paraná, sin ningún tipo de control, un colador del país; cuando miramos la minería y preguntamos dónde está el estado; en el mar. La pérdida de esa soberanía representa un corrimiento del estado. Ese Plan de Operaciones pedía más énfasis, que el estado se hiciese cargo de todo eso y tuviera el control del comercio exterior, y no que quedara en manos de los privados. Solicitaba asimismo un reparto de tierras, algo que tampoco sucedió. No olvidemos que a las pocas décadas llegaron los terratenientes. La tierra no quedó para todos, se repartió entre muy pocas manos. No es casual que esa primera Junta durara unos meses, ni lo que pasó con Belgrano, Moreno y compañía: a Belgrano lo embarcan en campañas militares para sacárselo de encima, más allá de que es cierto que era un hombre al que no le temblaba la mano, que estaba consustanciado y muy comprometido, y era alguien muy firme en sus convicciones. Y a Moreno recordemos cómo se lo quitan de encima: lo bajan del gobierno, lo mandan en misión diplomática a Inglaterra y sabemos lo que ocurre en el viaje, donde sucede lo que todos sospechamos.   

También hay alguien que no participó del gobierno pero resultó importante a la hora de sentar ciertas bases digamos del pensamiento de esta gente, que fue Monteagudo. Creo que él merece un mejor lugar en nuestra historia.

Chino Castro

El mito fundante de la Argentina

Desplegada inicialmente como una crisis, la revolución de 1810 fue tomando cuerpo en la vida pública argentina, al tiempo que “paría nuevas identidades políticas”. Así, “se trascendió a ella misma, es más que una revolución y el punto de partida de un proceso, incluso es más que el propio proceso: es el punto original de nuestra historia. De tal modo se convirtió en el mito fundante de la Argentina. El marco de inteligibilidad que adquirió, terminó transformándola en ese mito fundante”, analiza para LA MAÑANA el profesor Corbera.

¿Y también marcó el nacimiento  de lo que hoy llamamos grieta? Que no es otra cosa que dos modos diferentes de pensar, sentir y construir un país, estableciendo un orden de prioridades y de derechos según a qué modelo se adhiera.

-Por supuesto. Eso de la grieta no lo inventó un muchacho de Canal 13, por favor…

Ni el kirchnerismo.

-No, claro. A las miradas desencontradas las tenemos, porque todos estamos atravesados por ideologías. Cuando hablamos de historia hay muchos que dicen ‘bueno, porque yo soy objetivo’. No, no, eso no es cierto, por ser imposible.

Claro, pero ya pasaba en 1810: qué hacemos con el país. Y había diferencias. Es decir que no hay una verdad, una suerte de pie al que ir, un ‘vení que te explico cómo es’, sino maneras de ver.

-Exacto. Pero la historiografía oficial ha hecho creer otra cosa. La van de serios y objetivos también, pero lo que hicieron fue coagular un momento histórico, y el 25 de Mayo quedó como un 25 de Mayo Billiken, dicho con respeto: estaban todos de acuerdo, había paragüitas, y no pasó más que eso. No se complejizaron esa fecha y ese proceso, no se problematizaron: cómo siguió esa revolución, quiénes eran esos tipos. Nada de eso. Lo mismo que ocurre con los próceres: parece que hubiesen sido tipos únicos.

 Y no eran más que sujetos ‘de acá a la vuelta’ a los que el devenir histórico puso allí. Personas ordinarias en circunstancias extraordinarias, no iluminados que bajaron de otra galaxia a darnos una mano.

-Totalmente.

Ch.C.

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