POLÍTICA. Bucca sintió, y le hicieron sentir, que volvió a casa

La casita de los viejos, ese lugar del que a todos nos costó irnos alguna vez, es como para la Municipalidad para Eduardo "Bali" Bucca, quien decidió jugar en otras ligas y emprender vuelo en 2017 para regresar ocho años después, al mismo sillón, más grande, más curtido, con muchos compañeros que siguen, con otros que ya no.

Sensaciones encontradas habrá tenido el ahora otra vez intendente, con la suerte de seguir contando con sus padres entre los presentes en un nuevo acto de asunción, a los que ahora también se sumaron sus hijos, ahora más conscientes de las situaciones, y su esposa Agustina Maineri, claro, compañera de ruta acá y allá.

"Volver a casa", de Intoxicados, fue el tema que se escuchó al final de su discurso. Desde el balcón del Salón Rosa colgaba una bandera que decía "Bienvenido a casa", estaba todo preparado para su vuelta. La sesión preparatoria del Concejo Deliberante fue una excusa, la gente colmó el primer piso del municipio mayoritariamente para darle oficialmente la bienvenida a Bucca en este regreso.

El contexto es distinto. Bucca no es el mismo de 2011, está claro, y tampoco hay amigos en Nación a quienes pedirles que tiendan la mano, muy por el contrario está Javier Milei en la presidencia, quien continúa con el "no hay plata". Si la gestión de Bali Bucca 2011-2015 fue exitosa, en mucho tuvo que ver el gobierno nacional y esas bajadas de dinero en obras que revolucionaron a esta ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires.

Hay algunos amigos en provincia, es cierto, pero tampoco tantos. Y es una provincia que no se puede dar muchos lujos, con un gobierno nacional que le monitorea todos los movimientos y le pone el pie encima cuando puede, sabiendo que desde el gobierno central que reside en La Plata puede salir quien le dispute el sillón de Rivadavia en 2017: Axel Kicillof.

En ese contexto, totalmente desfavorable, asume Bali este tercer mandato. El primero fue de 4 años (2011-2015), el segundo de dos (2015-2017) y este tercero será también de dos (2025-2027). Vuelve pensando que puede haber otro más, sueña con hacer realidad el 2027- 2031; pero para eso todavía falta.

Hoy las urgencias son muchas, el Hospital y la salud una de ellas; las inundaciones y los caminos rurales, otras; los sueldos de los empleados municipales a la espera de mejoras, y así un sinnúmero de reclamos que le caían a Marcos Pisano, y que le van a caer a él.

Bali no es Pisano, eso está claro; veremos cómo afronta esta nueva gestión y cómo le resulta. Nadie duda de sus cualidades y condiciones; pero nunca tuvo que gobernar con un contexto semejante, y eso hace dudar a propios y a extraños. Está ante la chance de demostrar y demostrarse, que aún sin caja y sin muchos amigos puede llevar adelante la gestión municipal. No caben dudas de que ya lo está empezando a intentar, ojalá resulte para el bien de todos los habitantes del Partido de Bolívar.