20 de noviembre de 2025

HOMENAJE

HOMENAJE. Bellomo tuvo reconocimiento a cuatro décadas de la tragedia

Una herida que no cicatrizara jamás.

por
Ángel Pesce

La intersección de Av. Fabrés García y Av. 25 de Mayo volvió a ser el escenario en el que se montó el acto en recordación de Juan Carlos Bellomo, a la vera del monolito que lo recuerda, junto a la avenida que lleva su nombre del otro lado de las vías del ferrocarril y que pareciera unir, a la distancia, con el lugar en el que su vida se apagara definitivamente cuatro décadas atrás.

Después de mucho peregrinar, con actos casi no promocionados y a los que concurrían sólo allegados y familiares, el reclamo del ex intendente Alfredo Carretero se escuchó y se instrumentó que el acto por Ordenanza lo haga el municipio y no el comité de la Unión Cívica Radical, como venía ocurriendo desde hace rato.

Cuarenta años no son pocos, los pibes que portaban las banderas de las escuelas primarias quizás no conozcan ni la avenida Juan Carlos Bellomo. Y es que lamentablemente en las escuelas no se toca la temática, como ninguna temática local, para muchos estudiantes de hoy Bellomo, Berraondo, Davel, Villaraza y Abregó podrían haber sido contemporáneos, pero no lo fueron, y tampoco se los cuentan ni explican.

El acto por los cuarenta años resaltó algunas cosas. Primero y llamativo, la placa que se descubrió fue la primera después de 39 años, sí, al menos colocada, la única placa que existe es de 1986, del día en que se inauguró el monolito, a un año de la muerte de Juan Carlos. La corona que se colocó fue más grande de lo habitual, no sólo porque ahora el acto está a cargo del municipio, sino porque en muchos casos anteriormente eran aportes de particulares los que hacían que se pudiera obtener una ofrenda floral para colocar.


Como siempre las hermanas y cuñados dijeron presente, al igual que algunos sobrinos. Ya no está una de las hermanas en este plano, y tampoco la madre, integrantes de aquel cuarteto que fue a la vera de la ruta a ver qué había pasado aquella noche de 1985 y nadie les quería contar lo sucedido, primero porque no se sabía bien, y luego porque se presumía lo peor.

Hubo varias caras que, con muchos más años, más canas, menos pelos, etc., son las mismas que estuvieron aquella noche trágica. Félix Sáez, bombero heróico de aquella jornada. Juan Carlos Reina, por entonces concejal, Edgardo Creado, otro de los que cayó al agua, Hipólito Morán, que ocupaba el lugar de Bellomo en el bote al regreso y se lo cedió ante la insistencia del entonces Jefe de Compras de la comuna en que "quiero volver con el intendente", como bien lo recordó luego Alfredo Carretero en su discurso.

Faltan varios de aquella gesta, pero todavía hay muchos vivos, varios de ellos que dieron su testimonio en el documental que se estrena esta tarde en la Biblioteca Rivadavia. Hay que dejar testimoniado todo lo que pasó, con la mayor certeza posible, para que las futuras generaciones tengan referencias claras y quienes les quieran explicar lo que pasó, tengan de dónde sacarlo.


Volviendo al acto, la locución fue de Jorge Cabrerizo, las ofrendas florales fueron colocadas por familiares, autoridades del comité de la Unión Cívica Radical y del Concejo Deliberante. El oficio religioso fue del diácono Juan Luis Alvarez y los elegidos para los discursos fueron Franco Canepare como presidente del HCD, Emilia Palomino como presidente de la UCR y Alfredo Carretero como intendente de aquel momento histórico. Al final, una representante de la Escuela Secundaria N° 6 que lleva el nombre de Bellomo, leyó un poema.

Los actos no terminaron allí, al mediodía se descubrió una placa en el edificio de la Escuela N° 7 donde funciona la Secundaria N° 6 y en la tarde/noche se proyectó el documental en la Biblioteca Rivadavia. La figura de Bellomo hace 40 años que no nos acompaña; pero su sombra sigue ahí, aparece cuando las aguas vuelven a crecer y a anegar campos y poner en riesgo localidades.

Como lo dijo Carretero, la voladura de la ruta y la consecuente muerte de Bellomo fueron las que hicieron que las autoridades provinciales abrieran los ojos sobre la gravedad del tema. "Yo les dije a los de Epecuén que iban a desaparecer unos meses antes, y se enojaron conmigo", recordó el ex intendente. A Bolívar no le pasó porque hubo hombres y mujeres que se pusieron al frente de una gesta casi sin precedentes e hicieron lo que había que hacer para evitar males peores.


Bellomo falleció hace 40 años, físicamente; pero nació ahí mismo como mito, como el símbolo de un hombre que puso su vida a disposición para salvar a su pueblo, como lo hicieron muchos que corrieron mejor suerte.

Hoy Bellomo es una avenida, una escuela, un recuerdo imborrable de una época que quienes la vivieron la recuerdan, algunos de los que la observan a la distancia tienen inquietud por saber más, y a otros los tiene sin cuidado, como ocurre con todas las cosas. 40 años pasaron de un día triste, quizás de los más tristes de la historia reciente bolivarense.

Afortunadamente no fueron en vano, se amplió el paso de agua bajo el puente del Arroyo Vallimanca, está el Canal San Jorge como aliviador y otros menores, y quedó la experiencia de que, cada vez que el Vallimanca crece, hay que mirarlo con detenimiento, porque el agua viene, le cuesta seguir viaje y se nos viene por la costa de la ruta 226 hacia la ciudad; pero ya sin peligro de desaparecer, como presagió Carretero que le iba a pasar a Epecuén, como supuso que le podía pasar a Bolívar, y por eso actuó en consecuencia, junto a tantos otros, algunos casi ni recordados, que pusieron en juego su vida por una causa más que justa.


Monolito en memoria a Bellomo, obra de un artista bolivarense

Tal como informa el Archivo Histórico Municipal en sus redes sociales, el 19 de noviembre de 1986, a un año de los trágicos sucesos, se inauguró en la intersección de las avenidas 25 de Mayo y Fabrés García, un monolito recordatorio en memoria de Juan Carlos Bellomo.

En el mismo acto se impuso, sanción mediante en el Honorable Concejo Deliberante, el nombre de Juan Carlos Bellomo a la prolongación de la avenida Fabrés García hasta el acceso a la ruta nacional 226.

"El monolito recordatorio, con un bajo relieve simbólico, es obra del artista plástico bolivarense Rolando Román, autor también del monumento a San Carlos Borromeo -emplazado en la rambla de Av. Belgrano entre Ameghino y Av. 9 de Julio-, del monumento al Canillita -ubicado en la misma avenida, entre Avellaneda y Urquiza- y de una obra que estuviera en una de las paredes de la Estación Terminal de Ómnibus", se destaca desde la citada área municipal.

Román nació en nuestra ciudad, en 1946, y falleció muy joven, a los 43 años de edad. De perfil muy bajo, sin embargo, fue autor de varias obras que siguen en pié en la traza urbana. En el monolito dedicado a Bellomo, Román esculpió una alegoría que, como afirma Oscar Cabreros en 'Después de las lanzas', "representa a un hombre del pueblo sujetando de una gruesa soga al Partido de Bolívar y elevándolo para que las aguas no lo sumerjan".

Desde su inauguración, delante del monolito, cada 19 de noviembre todos los años se realiza el homenaje al funcionario municipal que pereció en la gesta recordada por todos.


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