NECROLÓGICA. Analía Marrese, una luz que siempre brillará

Uno no puede más que lamentarse por la pérdida de personas jóvenes víctimas de una enfermedad cruel que las ataca y las despoja de la vitalidad y la salud que demostraban y que las hacían casi invencibles ante cualquier adversidad.

Analía Marrese fue ante todo una mujer luchadora, y lo demostró en ese calvario que le tocó vivir con una enfermedad que la llevó a terminar con su vida mucho antes de lo que merecía.

Uno suele escribir (y despedir) sobre las personas que conoce, y con Analía nos conocimos por el sentimiento hacia la italianidad, en ella mucho más presente desde siempre, porque era hija de un inmigrante italiano, venido de Picerno, provincia de Potenza, en la sureña Región Basilicata de la península itálica.

Cuando comenzó aquella locura de fundar el Centro Lucano, a principios de los 2000, no eran pocos los que decían que precisamente era una locura, por los requerimientos que pedía primero la Federación de la Basilicata en Argentina y segundo por lo que también pedía la Región Basilicata para reconocerlo.

La familia Marrese (encarnada en Analía y sus hermanos mayores Marta y Carlos) fue de las primeras en recibirnos para escuchar la propuesta y en ayudar en la formación. Los tres hermanos estuvieron presentes el día de la fundación en el edificio de la Sociedad Italiana "Il Fior di Maggio" aquel 8 de abril de 2006.

Analía fue de las más activas siempre (su hermana Marta, también), y su emparentamiento con otras familias del mismo origen (los Curcio, los Bellomo, los Caivano) hizo que fuera sumando adeptos a la causa lucana. No fueron pocas las reuniones mantenidas en su casa o en la de su hermana Marta.

Tras el fallecimiento del primer presidente del Centro Lucano, Francisco Russillo, nadie dudó en ofrecerle la presidencia a Analía, quien condujo la institución durante una década. Antes de la pandemia, ante una invitación a un evento que estábamos organizando, se excusó por cuestiones de salud.

Hablamos poco a partir de ahí, no es grato preguntar sobre ciertas cuestiones, y los sucesivos tratamientos, sumado a que continuaba con el trabajo de manera normal mientras podía, le restaban tiempo. De todas formas siempre estaba atenta a todo, dando sugerencias, preguntando por distintos temas que surgían.

Esta semana que pasó recibimos la peor noticia, su vida se había apagado. No se fue sólo una militante del lucanismo y de la italianidad, se fue una madre luchadora por Magalí y Blas, una esposa que estuvo siempre a la par de Naldo Sardón, una hermana siempre presente para Marta y Carlos, una amiga incondicional de sus amigos, una vecina de años a quienes todos recordaban y querían, y así podemos hacer una lista innumerable de cuestiones por las que la podríamos mencionar.

Se apagó la luz de Analía Marrese, esa que entre otras cosas iluminó el camino del Centro Lucano durante más de una década. Se fue una mujer que confió desde el principio en esa "locura" y que ayudó a concretarla, por lo que los lucanos de Bolívar, que no somos pocos, le vamos a estar eternamente agradecidos. Hasta que volvamos a encontrarnos. QEPD.