17 de agosto de 2025
Allí funcionó durante años la Escuela Industrial. Hace algunos meses se vendió, en los últimos días le quitaron el techo y hoy la vieja construcción se encuentra vallada.
por
Ángel Pesce
Que la historia de la
ciudad es una cuestión que le interesa a pocas personas, no lo vamos a
descubrir ahora. Lamentablemente son pocos los que se han ocupado del tema, y
pareciera que cada vez son menos los que defienden el interés patrimonial y
cultural por sobre el interés económico, lamentablemente.
La histórica construcción
de la esquina de Av. 25 de Mayo y Mitre está abandonada desde hace más de una
década, lo último que funcionó allí fue la casa de venta de antigüedades de
Carlos Aurelio Peralta, martillero fallecido hace ya muchos años. Desde
entonces, no sólo se cerró, sino que quedó en un estado de abandono que ni el
propietario ni nadie hizo nada por la conservación de un edificio emblemático,
un pedazo de la historia grande de la ciudad.
En los últimos meses uno
de los tantos carteles de "se vende" que adornaban las plantas, ya sea las
situadas sobre 25 de Mayo como Mitre, fueron fajados por el "vendido", la
propiedad tenía nuevo dueño y se temía lo peor: la demolición de esa joya que
nos remonta a un pasado bolivarense del que ya no quedan sobrevivientes, sólo
edificios como éste.
Las alarmas se desactivaron
cuando el nuevo propietario visitó a algunos vecinos y en algún diálogo
informal habría manifestado que su intención era mantener la fachada, una de
las tantas que quedan a la vera de las vías del ferrocarril. Pero en los
últimos días habría ingresado al municipio, y estaría aprobada o en vías de
serlo, una orden de demolición para dar por tierra con todo el edificio y
construir allí un complejo de departamentos.
Es entonces donde comenzó
a aparecer un vallado de chapas que no tapa la construcción porque es muy alta;
pero no permite acercarse y casi que impide transitar por la vereda, en clara
evidencia de que es muy probable que lo que hoy existe, la semana que viene
puede llegar a ser parte de un pasado lejano que se borrará con el paso de un
par de máquinas que ayuden a su demolición.
La construcción es una de
las más antiguas de la ciudad, si bien no hay una fecha precisa, hay que tener
en cuenta que Bolívar comenzó a "acercarse" a las vías del ferrocarril a partir
de la llegada del tren a la ciudad, en 1898, por lo que es probable que estemos
hablando de una edificación de comienzos del siglo pasado, en los albores de
1900.
En 1924 se fundó la
Escuela Industrial, que si bien no tuvo su primera sede allí, se mudó a ese
lugar a los pocos años y funcionó en esa esquina hasta mediados de la década de
1980. Muchas generaciones de alumnos pasaron por ese emblemático lugar que
guarda los mejores recuerdos de la adolescencia de bolivarenses que todavía hoy
añoran aquel tiempo, vivido en ese lugar.
Era tradición para el
público bolivarense en general visitar esa esquina cada fin de ciclo lectivo
para observar la exposición de los trabajos de taller que se realizaban
anualmente, lo que años más tarde se convirtió en la ETIN. Muchos conocieron
los trabajos en plomo y otros, visitando junto a sus padres esas exposiciones,
y varios se entusiasmaron con una profesión u oficio a partir de haber visto
"in situ" cómo se hacían las cosas.
Pero como se ha dicho, la
historia importa poco, preservar este tipo de edificios no es una política de
Estado (los múltiples mutilamientos que ha sufrido el edificio histórico del ex
Hotel La Vizcaína son una muestra cabal de ello), y menos para aquellos que no
están a la vista de todos ni en pleno centro. De todas formas, el estar en un
lugar de privilegio de poco le sirvieron a los árboles de la vereda de La
Vizcaína, que los mataron sin razón y tampoco sin una sanción o condena
ejemplificadora.
Hay trabajando un grupo
de patrimonio que mucho intenta hacer con las pocas herramientas que tiene;
aunque ante la propiedad privada, más que exponer este tipo de avasallamientos
a la historia, mucho más no puede hacer. La única manera de intentar revertir
esta historia es exponerla y ver si llaman a la reflexión al propietario o a
los encargados de la obra.
Hay alguna que otra
Ordenanza municipal que intenta "concientizar" a los propietarios de estos
edificios históricos para que traten de conservarlos; pero ha tenido muy poca
suerte porque hace falta que provincialmente se los nombre "edificios
históricos" y ahí la historia cambiaría; aunque así y todo en varios lugares se
han cargado construcciones centenarias y no ha habido sanción alguna.
Es muy probable que en
unos días la postal que representó durante un siglo más o menos esa
construcción en esa esquina, sea historia. En parte porque nadie hizo nada por
conservarla ante el estado de abandono en el que se encontró por décadas, en
parte porque, como se dijo al comienzo, el interés económico prima en estos
tiempos por sobre cualquier otro. Un recuerdo seguramente ya pronto será, habrá
que guardar fotos para mostrar en el futuro que en ese lugar, donde seguramente
se construirán bonitos departamentos, hubo una fachada que muchos llevan en la
memoria más por el afecto a lo educativo, por la institución que allí funcionó,
que por otra cosa.
Vaya este aporte para
recordar a una esquina que más temprano que tarde dejará paso a nuevas
construcciones, sepultando un pasado que no regresará y que a muy poquitos les
interesa conservar.
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