31 de julio de 2025
En una época marcada por la inseguridad creciente en muchas zonas del país, sumar herramientas de control y monitoreo en el hogar o en el trabajo ya no es algo exclusivo de quienes tienen muchos recursos. Hoy, las tecnologías que antes estaban reservadas para grandes empresas o barrios cerrados están al alcance de casi cualquiera que tenga acceso a internet y un celular.
Este fenómeno se ve con claridad en el uso cotidiano de dispositivos de vigilancia conectados a WiFi, que permiten ver lo que pasa en tiempo real desde una app. En casas particulares, negocios familiares o hasta en obras en construcción, estas soluciones ofrecen un modo práctico de estar atentos a lo que sucede cuando no estás presente, sin tener que gastar una fortuna ni depender de terceros.
Al pensar en instalar una de estas cámaras wifi, lo primero que tenés que definir es el objetivo: ¿querés vigilar una entrada? ¿Controlar el interior de una oficina? ¿Proteger tu comercio fuera del horario laboral? En cada caso, vas a necesitar un tipo de lente, resolución y ubicación distinta.
La mayoría de los modelos disponibles en el mercado argentino ofrecen:
- Conexión WiFi 2.4GHz estable
- Resolución HD o Full HD (720p y 1080p)
- Visión nocturna por infrarrojo
- Detección de movimiento con notificaciones al celular
- Micrófono y parlante para audio bidireccional
- Grabación en tarjeta microSD o almacenamiento en la nube
Muchas marcas (como TP-Link, Imou, Ezviz o Xiaomi) ofrecen modelos económicos que cumplen con estas funciones. Eso sí, la disponibilidad y el precio pueden variar bastante según la zona del país, y están sujetos a la inflación y al valor del dólar, lo cual complica un poco la planificación de compra.
Más allá del precio o de la estética, este tipo de cámaras se volvió popular por su practicidad. A diferencia de los sistemas de seguridad tradicionales con cableado, estas soluciones permiten controlar todo desde el celular, sin depender de un técnico o de un sistema de monitoreo privado.
Entre los beneficios más valorados por quienes ya las usan en Argentina están:
- Poder ver en vivo desde cualquier lugar
- Recibir alertas si alguien se mueve frente a la cámara
- Escuchar y hablar a través del micrófono incorporado
- Instalar sin romper paredes ni pasar cables
- Llevarse el dispositivo al mudarse o cambiar de local
En barrios con baja presencia policial o en zonas comerciales donde los robos son frecuentes, este tipo de herramientas ayudan a tener un registro propio y actuar más rápido ante cualquier incidente.
El proceso de instalación suele ser bastante simple. En la mayoría de los casos, solo tenes que enchufar el dispositivo, descargar una app en el celular, escanear un código QR y conectarla al WiFi. Algunos modelos incluyen soportes para techo o pared, y otros directamente se apoyan sobre una repisa o estante.
Para que funcione correctamente, necesitas:
- Una red WiFi doméstica estable (idealmente sin cortes)
- Un celular con acceso a datos y espacio para instalar la app
- Un enchufe cerca del lugar de instalación
- Tiempo para configurar las alertas y horarios de grabación
En zonas donde la señal de WiFi es débil, podes sumar un repetidor o extender el alcance del router. En algunos casos, si la cámara está en un lugar alejado, como un patio o galpón, conviene hacer una prueba antes para confirmar que reciba bien la señal.
Uno de los puntos que más dudas genera es cómo y dónde se guardan las grabaciones. La mayoría de estos equipos graban en una tarjeta microSD, que puede ser de 32, 64 o 128 GB según el modelo. También existe la posibilidad de contratar servicios de almacenamiento en la nube, aunque eso suele implicar un costo mensual.
Algunos modelos tienen la capacidad de grabar sin conexión a internet, siempre que tengan una tarjeta colocada. Eso permite conservar registros incluso si hay un corte de luz o se cae la red. Luego, al reestablecer la conexión, los datos pueden sincronizarse con la app o quedar disponibles para revisión local.
En Argentina, si bien podes instalar cámaras en tu propiedad privada, tenés que tener cuidado con lo que filmas. Si la cámara apunta a la calle, la vereda o a espacios comunes de un edificio, tenés que informar que hay videovigilancia. Esto se puede hacer con un cartel visible y claro.
La Ley 25.326 de Protección de Datos Personales también establece que, si usas esas imágenes para denunciar o exponer a alguien, necesitas respaldo legal o autorización. Por eso, es recomendable que el uso sea siempre con fines preventivos y que las grabaciones no se compartan públicamente sin justificación.
Además, si compartís el acceso a la app con familiares, empleados o socios, asegúrate de mantener buenas prácticas de seguridad: cambia la contraseña, revisa los permisos y controla desde qué dispositivos se accede a la cuenta.
Además de cuidar físicamente el equipo, es importante proteger el acceso digital. Si alguien consigue tu contraseña o entra a la app, puede ver lo mismo que vos. Por eso, es fundamental que uses claves seguras, evites redes públicas y actualices el firmware del equipo con regularidad.
Algunas recomendaciones básicas:
- Cambia la contraseña que viene por defecto en el dispositivo
- No compartas tu cuenta con personas no autorizadas
- Activa la verificación en dos pasos si está disponible
- Revisa los registros de acceso desde la app
- Mantené actualizado el software del equipo
Estas medidas no solo te cuidan a vos, sino que previenen hackeos, accesos indebidos y filtraciones de datos personales.
Las cámaras conectadas al celular se convirtieron en una solución efectiva y accesible para quienes buscan reforzar la seguridad sin complicarse. Frente a un panorama social donde los recursos son limitados y la prevención vale oro, estas herramientas ofrecen autonomía, control y un mayor nivel de respuesta ante lo inesperado. Con una pequeña inversión, podes ganar tranquilidad y cuidar mejor lo que es tuyo.
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