POLÍTICA. Las elecciones legislativas y un nuevo enroque para Bolívar

El cierre de listas para las elecciones legislativas del próximo 7 de septiembre, operado forzadamente el lunes que pasó, dejó algunas aristas para el análisis a nivel local. Pero una de ellas destaca sobre el resto: la inclusión del actual intendente municipal Marcos Pisano como candidato en segundo término en la candidatura a senador provincial con el sello de Fuerza Patria.

No es el único caso de un intendente en funciones que asume tal candidatura. Hay otros, por cierto, que fueron invitados por el frente que comandan en forma conjunta Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa a afrontar igual rol, como una estrategia que busca, en la territorialidad, la sumatoria de votos que equilibre fuerzas de cara a la nueva conformación del parlamento bonaerense, indispensable para la gobernabilidad durante los dos años que aún le quedan de mandato al máximo mandatario bonaerense.

Quizás sea esta una de las razones por las cuales Pisano estampó su firma y por lo tanto su nombre en la lista seccional, quizás haya otras que imaginamos y muchas más que no sabemos. Pero lo que sí está claro es que tal determinación arroja consecuencias que dejan rápidamente el terreno de las conjeturas para transformarse decididamente en realidades.

El hecho de que Pisano ocupe el segundo lugar en la lista, deja a las claras que tiene muchas posibilidades de resultar electo. Diríamos que, al contrario, sólo una mal performance electoral haría que no le alcancen los votos para ello. Esta cuasi seguridad prácticamente anula la hipótesis de que su candidatura sea meramente testimonial, con lo que es dable afirmar que Marcos Pisano asumirá su senaduría provincial el próximo 10 de diciembre y, por lo tanto, se alejará de la intendencia municipal renunciando a su cargo de intendente que deberá ser asumido por el primer concejal de su bancada.

Así las cosas, y siguiendo esta lógica que es meramente reglamentaria, quien deba reemplazarlo será Eduardo Bali Bucca, a quien se le vence un día antes (el 9 de diciembre) su mandato como senador provincial y, con toda naturalidad, reasumirá funciones como concejal del Honorable Concejo Deliberante de Bolívar, estamento en el que pidió licencia precisamente para abocarse a su tarea legislativa en La Plata.

De modo que los bolivarenses, siguiendo esta línea argumental (que nada descubre claro está), tendremos un "nuevo" intendente para afrontar la segunda parte del mandato de Pisano. Una jugada muy estratégica de la política que hasta hace pocos días era solamente sostenida por rumores y que ahora queda en evidencia.

Sin abrir juicios de valor sobre ella, sin detenernos en el bien o el mal, se nos aparecen algunas preguntas de cuyas respuestas resultarán los porqués verdaderos de esta especie de "nuevo enroque" entre Pisano y Bucca.

Pensemos primero en este último. Hay un viejo adagio en política que afirma que "quien llegó a obispo no quiere volver a ser cura". Bali ya fue (es) obispo y ahora volverá a la pequeña capilla de Belgrano y San Martín. ¿Por qué lo haría? ¿Ya no le queda terreno para crecer en política o, por el contrario, busca una especie de refundación de sí mismo, refugiándose en la intendencia que ya fue suya y por lo tanto es un lugar que le resulta cómodo y hasta le asegura una vidriera para su lucimiento, apenas acierte a resolver las pocas cosas que la comunidad le pide a un intendente?

Pensemos en Marcos Pisano. ¿Habrá tenido que soportar presiones para su inclusión en la lista a las cuales cedió por razones militantes o, contrariamente a ello, tal candidatura era una búsqueda personal o una especie de meta a la cual arribar, legítimamente por cierto, y entonces se decidió a atravesar una puerta que se abrió transformándose en una oportunidad para no dejar pasar?

Ya habrá respuestas para estas preguntas. Mientras tanto, el modesto análisis realizado da como resultando indubitable que las elecciones legislativas en la provincia generará un cambio de intendente en Bolívar. Casi seguro. Y nada menos.