13 de junio de 2025

TEATRO

TEATRO. Quereme, tengo frío

Artecon estrenó 'El desolvido'.

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por
Chino Castro

En lo que seguramente es la historia más personal que en forma de teatro ha contado/compartido el dramaturgo Duilio Lanzoni, Artecon estrenó este fin de semana El desolvido, en el que además se produce el regreso a tablas del propio autor tras veintinueve años sólo dirigiendo (acá también dirige).

El desolvido (Hilachitas de una historia) cuenta una historia de amor truncada por un suceso tan inesperado como inapelable, que dejó unas cuantas preguntas abiertas pero también contundentes certezas de orden emotivo frente a las que los interrogantes palidecen, entre ellas una sensación en la piel que el hombre protagonista del relato, que no es otro que el propio Duilio, aún conserva fresca cada vez que algo le impone recordar.

La narración transcurre en Bolívar, en 1984, en un contexto similar al que se ha de haber vivido en cualquier urbe del país, más allá de sus dimensiones: un momento de despertar tras la pesadilla, en el que parecía que todo podía hacerse, como se ñala el relato en un fragmento, en medio de una primavera alfonsinista que pronto trocaría invierno. Como se volvió invierno una historia de amor signada por la simpleza y hasta la inocencia típica de los 20 años (él tenía 21, ella 17), en la que muchos espectadores encontrarán marcas hasta personales por haber transitado las mismas calles y lugares que ella y él, a quienes tranquilamente podrían haber conocido. La edad de los sueños, el tiempo del reverdecer de los ideales políticos, de los encuentros en plazas y boliches, de los planes de una pareja incipiente que intentaba avanzar contra viento y marea en un contorno de sociedad patriarcal que les imponía sus férreos y casi siempre violentos límites.

En la pieza se producen los debuts de Stefanía Fiore y Ángela Rivas, quien encarna a María Laura, la figura principal del armado. Ángela desempeña con fluidez su rol, y amén de que se trate de una debutante lo interesante es que dota a su personaje de los matices adecuados, especialmente en los segmentos en los que comparte su ilusión con su hermana mayor, papel a cargo de Sol Gutiérrez. Los otros roles son compuestos por Fiore, como la hermana menor; Elbio Fabián Sarnari y Carolina Castillo, como los padres de las hermanas, y Duilio Lanzoni, él, que no tiene nombre pero sí un dolor al que paso de los años sólo parece haberle agregado una melancolía que no alcanza para curar, porque quedaron silencios que ya nadie podrá gritar. Un dolor que el propio pibe que fue, ahora en el cuerpo de un hombre que podría ser su padre pero que a su modo continúa siendo él mismo (todos nos llevamos puestos, diría Osvaldo Soriano), intenta drenar en un alegato final -una suerte de resumen explicativo de la obra- con el que da las puntadas finales a una historia condenada a carecer de un adiós armonioso, como casi todas las grandes historias de amor, así hayan durado unos pocos meses.

El desolvido, que llevó a cabo sus dos primeras funciones con gran respuesta del público (el sábado a sala llena y el domingo con casi noventa personas), continuará su derrotero de presentaciones este fin de semana, el sábado a las 21.30 y el domingo a 20, en Avellaneda 780 y con entradas a 5 mil pesos.

El sábado, en el marco de la presentación debut Artecon inauguró el Espacio Malú, en el sector de ingreso a la sala, destinado a exposiciones artísticas y abierto con una muestra del dibujante, pintor y escultor 'Quelo' Sapula. ('Malú' era el apodo de María Laura Gardón, a quien está dedicada está obra).

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