28 de abril de 2025
El 8 de mayo en El Coliseo.
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por
Chino Castro
Prisma, la única banda latinoamericana que pudo girar por los Estados Unidos llevando la música de Pink Floyd, se presentará el jueves 8 de mayo desde las 21.30 en el teatro Coliseo.
Los oriundos de Pinamar tocarán canciones de todas las épocas del cuarteto inglés, el contenido de lo que se plantea como un homenaje, no un tributo, ya que "no nos vestimos como ellos ni nada de eso, sino que interpretamos su música lo más fielmente posible", dijo a este diario el guitarrista, Diego Martínez.
A 25 mil y 30 mil pesos, las entradas están a la venta en PC Cell (Rondeau y Roca), y a través de los sitios indicados en las redes sociales de Prisma-Pink Floyd Experience.
La banda acumula doce años en la ruta y once giras nacionales pero nunca tocó en Bolívar, un silencio que se romperá dentro de horas, para alegría de los muchos y muchas que han de desear que esa música tan única por fin esté aquí. Son Francisco Fresard, en la voz; Diego Martínez y Franco Stramana, en guitarras; Emilio Stramana, en bajo; Fausto Penacca, en teclados; Rodrigo Penas, en batería; Ornella Dangi, en coros, y Ángel Villafañe, en coros, percusión y saxo.
La obra de Pink Floyd es abundante y también variada. ¿Qué eligen de tanto material y tantas épocas, cómo definen el repertorio?
- La banda pasó por tres etapas muy notorias: la primera es la de Syd Barrett, la etapa psicodélica; después tenemos el período de los discos más clásicos de ellos y si se quiere más exitosos, época en la que el líder intelectual y musical era Roger Waters, que tenía sus luchas con David Gilmour, y hay una tercera etapa, en la que Waters se va y queda Gilmour al mando, y en la que también Pink Floyd saca discos icónicos.
La discografía de la banda es extensísima, y nosotros todos estos años hemos tocado temas de todas sus épocas. Hemos recorrido su discografía de manera variada; otras veces nos hemos volcado a discos conceptuales, pero todo tiene que ver con el lugar adonde vamos. El año pasado hicimos un gira del disco Pulse, que se cumplían treinta años de su lanzamiento, o en capital federal presentamos Dark Side on the Moon entero, en el teatro Vorterix. Pero al ir por primera vez a un lugar, como será el caso de Bolívar, tratamos de tocar canciones variadas, de todos sus períodos, para dejar contentos a todos.
¿Cómo es la puesta en escena de Prisma, tomando en cuenta que ese aspecto siempre fue distintivo en Floyd, con presentaciones que han marcado a fuego la historia del espectáculo musical, muy ambiciosas y vanguardistas desde lo tecnológico y estético?
- A eso hemos tratado de respetarlo aggiornado a las posibilidades de los lugares adonde vamos. La realidad de la gira hace que uno se tenga que adaptar a las técnicas disponibles en cada sitio, pero siempre hemos querido respetar el show con una conjunción entre las luces, los videos, que crean esa atmósfera tan especial, el clima típico de Pink Floyd. Es decir que tratamos de emularlos en la medida en que lo permiten los recursos técnicos de los lugares a los que vamos.
"Los gustos son libres, pero pienso que la calidad de antes hoy no se logra".
¿Qué representa la música de Pink Floyd, en medio de un contexto musical tan diferente al de cuando la banda tocaba? Hoy ya no se publican casi discos, los músicos lanzan singles, y Floyd hacía obras conceptuales, que había que sentarse a escuchar durante más de una hora, disponerse a esa suerte de ceremonia, algo que ya no sucede. Los álbumes duraban más en rotación, ahora hay un enjambre de redes, dispositivos y plataformas, de modo que todo está disponible para el mundo, hasta lo que alguien elabora caseramente, hay mucha más producción pero permanece mucho menos, su 'vida útil' es muy breve...
- Yo definiría a Floyd como un clásico. Antes, al hablar de clásicos capaz que pensábamos en la música clásica, en Chopin y Beethoven. Hoy, los grandes pilares del rock, de los sesenta y los setenta -Queen, Zeppelin, Floyd, Genesis-, se han transformado también en clásicos, ya que son conocidos por la población de mundo y gustan en todas las latitudes, tanto a un ruso como a un colombiano, un canadiense o africano. Por supuesto que la música se va renovando, las generaciones van cambiando, y la música de ellos quedan en quienes nacieron con ellos, la gente de su época (NdR: los que los escucharon en tiempo, diría Spinetta), pero también en las generaciones posteriores. Cuando damos un show, desde el escenario nosotros vemos que hay dos o tres generaciones juntas siempre en cada teatro. En algunos casos los padres, los hijos y los nietos. Porque son bandas que ya tienen una trayectoria de más de cincuenta años.
Además de ser un clásico, son de los últimos artistas que hacían discos conceptuales, no escuchabas un tema como ahora, que un artista lanza un solo tema y tiene un determinado éxito, una cantidad de reproducciones en Spotify, etc. No no, cuidado, estas personas hacían discos completos, y se evaluaba la obra en su totalidad, no un tema aisladamente. Así que son exponentes de otra manea de hacer las cosas en la música, ni mejor ni peor que la de ahora, pero sí otra. Los gustos son libres, pero para mí la calidad de antaño no se está logrando ahora, es sólo mi opinión.
Escuchar un disco de Pink Floyd era como mirar una película. No podías sintetizarlo, saltar de tema en tema, no respetar el orden. No cabía nada de eso porque matabas el sentido de la obra, que además nunca era música de fondo para climatizar el ambiente mientras hacías otra cosa.
- Sí, claro. Uno antes hablaba de discos, no de temas, '¿escuchaste el nuevo de Zeppelin?'. Era así. Entonces lo escuchabas de principio a fin. Era otro concepto de negocio, y otro concepto de arte también. Pero además en el caso de Pink Floyd, siendo uno de los tres artistas más vendedores del mundo, junto a Michael Jackson y AC/DC. Es decir que no es que lanzaron un tema y la pegó, sino como quince discos, y unos siete resultaron tremendos éxitos de principio a fin. Entonces frente a ese tipo de artistas hay que sacarse el sombrero.
Recién decías que Floyd es un clásico. Me remitió a algo que he creído siempre: para la gente de entre cuarenta y pico y sesenta y pico, el rock nacional de los setenta y ochenta ha sido nuestro tango: Fito, Charly, Spinetta, Redondos, Calamaro, Soda, Virus, Pappo. Podríamos incorporar, aunque hagan música en inglés, a las bandas que vos has mencionado y algunas más de los ochenta.
- Coincido plenamente con lo que decís. Ese paralelismo yo también lo hice. Pensaba en mi viejo y él se había cerrado al tango, porque en el adn de la gente queda la música que ha escuchado en su adolescencia y juventud. Yo soy muy abierto a escuchar lo nuevo, pero indudablemente en mi adn están los clásicos, ese es mi tango.
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