22 de abril de 2020
¿Vio que así como existen los barbijos, existen los carijos? A algunos les quedan bien, a otras no tanto. Hay tipes que directamente encaran en escafandra, parecen El Eternauta. ¿Estarán más protegides contra el invisiblo? Vi ñates con semejante envoltorio que cualquier periodista de derecha les confundiría con revolucionaries. ¿Son los adelantados que subirán primeros a la montaña a liberar las hilachas que queden de mundi del yugo kirchnerista? ¿Del Caño ya está allá?
En la miseria de minutos que tenemos para andar en la calle, podríamos matizar la jornada y alegrarnos el asustado cuore con un inocente juego de estudiantina para pasar un rato de tontez, que ya es bastante entre tanta atribuladasolemnidad: clasificar a la gente por el tamaño, diseño ycolor de su barbijo (por el hedor no, eso quedará para junio): violeta, verde, celeste, amarrón, marillo, magenta, dime el color de tu barbi y te diré tu causa. Por cómo lo lleven, más flojo o elastizado, e incluso por la tela: algunos parecen de arpillera, otros de celofán. De terciopelo aún no hay, esos van a estar buenos para ir a ver lírico no bien reabra la Rivadavia. Para oligarcas, carpincho o nobuk. Para chacareros chicos y periodistas adictos a la Mesa de enlace, unos iguales, pero de descarne. Y si amás ser peón, yute. Si abogás por la vuelta del servicio militar obligatorio, ahora que nos batimos contra el invisible, uno camuflado. Por su afán por construir ‘Bali’ pensó en uno de cemento, el símbolo de la obra pública, pero resulta que es muy pesado para correr y encima Alberto no le entiende, y hay quien se midió bigornias.
Recuerdo cuando en Semanario Insólito, germen del parteaguas La noticia rebelde, tenían una sección con panzas de gordesque filmaban en la playa. Qué manga de chorros, qué peronistas. Verano del ´82, último año de dictadura. Estaban Becerra, Castelo, Portal, Virginia Hanglin, Repetto y un tal Norberto Degoas, que les gritaba ¡detente! a los autos en las avenidas ymurió atropellado en Saavedra y Alem. Cuántes, otra que el choriplanismo k de 678. ‘Veo’ a mi tía indignada: “Se ríen de la gente grande”, refunfuñaba, y eso que a ella no la hubieran filmado, no le gustaba el mar. Podríamos hacer acá un segmento así para algún programa, “Mediodías en barbijo”, “Barbigente de mi ciudad”, “Barbijuntos”, o para descontracturar el noticiero.
¿Se volverá el barbijo una prenda imprescindible, más que el sudado calzoncillo? ¿Adquirirá con los años el estatus de artículo básico, toda la prosapia de una mochilaescolar? Porque aparentemente la pandemia piensaseguir… ¿Cuánto falta para que Nike fabrique un barbijo cool, óptimo para trotar alrededor de la mesa ratona de tu living? O para que alguna empresa a la que le interese el país y su linda gente lance una línea con poemas de amor, para conmover a la flaquita del súper o al oso de la Guardia Urbana. Ya aparecieron unos con puntillas, ideales para veinteañeras que no renuncian a encarnar el sueño puro de Sarah Kay, y no faltará un millonario que se haga instalar uno definitivo, con olor a oro. Barfijos serían. Barfijos, no bar fijos, que también tenemos y nos quedan. Me dicen que Majul tiene pensado uno con la cara de Lanata, y Lanata uno con el Titanic. ¿Se heredará de generación en generación, como pasaba con los libros de estudio, por ejemplo el de la señora Lucy F. de Vattuone?¿Si por esos inexplicables revoleos de la sociedad hartoconectada tu hermana heredara el del genial actor Roly Serrano, saldría a la calle con cabijo?¿Y si te ofrecieran a precio de ganga el de Diego Peretti? ¿Cómo hacer para que la tela llegue hasta la boca? Para mí que no te conviene... Barbijos, carijos ycabijos, pero cuidado que también hay quien anda con boquijo, no desperdiciemos el ancho mote de tapabocas para atropellados cachos de tela que apenas si alcanzan a cubrir las paletas de adelante, en el caso de que las conserves. Pasan apurados y con gesto contrito, como si siempre fueran a la farmacia.La contracara son los que caen en un exceso de barbijo, una extraña sobredosis de civismo y pundonor. No se cubren, se envuelven. De tanto cumplir las normas ya vienenbanquineando, como esos que se esmeran tanto en ser puntuales que llegan diez minutos antes. Ahí los tenés, a medio momificar. Claro que tampoco iban a faltar a la pandémica citalos incívicos que lo lucen cual collar. Son como las hormigas, se anotan en todas. Carne y uña con esos desgraciados que cayeron en la educación privada que llevan la corbata preparada en el bolsillo del blazer,y raudos se la cuelgan cuando muy embarbijada pasa la directora.
¿No te provoca risa ver a ciertas directoras, digo a ciertas personas,embarbijadas? Dale… O chocarte con un espejo, convengamos que un barbijo no es un aro, un bigotito ni maquillaje, nadie se mira antes de salir, no hay nada que corregir donde golea la incorrección. Incluso en algún caso, sin ir más lejos el propio, es decir el tuyo, puede provocar hilaridad. Figuráte que mañana explotara otro virus y tuviéramos que salir en taparrabos. Algo así. Yuppies en barbijo, trajeados y con ataché en un cajero, un monumento a la contradicción, la antiestéticamodernosa a contramano. Todos embarbijados, cirujanos de la nada. Peor: todo embarbijado, hasta las estatuas. Qué mundo de mierda, lo único que avanzó fue el dinero, que encima se concentró. Salvarte con un barbijo… Por lo menos una balsa es más poética, y apesta a revolución. Y ya que estamos de gusto:¿qué barbije no te pondrías jamás? Yo el de Patricia Bullrich.Imagináte, siempre húmedo, con un mezclete de esencias que bueno bueno. El de Avelluto te viene con un eructo.
¿Pronto los expertos recomendarán portar barbijo las veinticuatro horas, con un recreo el domingo para tironear una costillita en caso de no haber sido aún rajado del laburo? En la semana, fácil y rico: sopas, pulenta con mantecoso, un puré flojo, licuados, flan. Variedad. Todo con pajita, ingeniándotelas, si los chinos comen con palitos. ¿Ya no tendrá sentido cepillarse los dientes? Además no importa si el barbijo ocluye el aliento, ya que no hay que hablar más con nadie y es muy tarde ya para dar los besos que no diste. ¿De qué vivirán los odontólogos que no amarrocan en casas y campos? Pero los que están jodidos son los fabricantes de pañuelos, el estado deberá compensarlos por tener que cambiar de rubro. Y los cantantes, si no saben tocar. No habrá más, imagináte Pavarotti, O sole le mío le quedaría O nube mía, pobre ‘Pava’.
En un rato, cuando suceda lo del barfijo,¿qué aroma extrañarás? ¿Cuáles serán las fragancias más añoradas por la humanidad? ¿La de los ñoquis de tu abuela clasificará a la Sudamericana? ¿El pantalón del pijama de tu abuelo descenderá? ¿Quien domine la emulación de ‘barandas’ dominará el mundo?¿Los chinos inventarán una que nos dejará secos como quien aspira el humo de Cromañón? ¿Pasarán a controlarnos a través de los olores? ¿El radimaurismo residual lanzará nuevos trolls para espiar y denunciar a esos peronchos que huelen clavel rojo en cualquier potus?
¿El barbijo es un viaje de ida, o un viejo de vuelta, que viene del futuro?
Chau, esperemos que esto pase…
Chino Castro
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