Información General. Raúl Chillón banca la espera con sus fabulosos cuatro

Mientras espera un gesto de sensibilidad de la municipalidad que le devuelva el trabajo, a él y a todos los talleristas cesanteados estos días, Raúl Chillón no para de nutrirse con discos, disfrutar su hogar y su familia y ocuparse de Cielo, su pequeña hija. Además de planear conciertos desde casa, como el que brindó el sábado pasado al modo de Pedro Aznar y otros músicos nacionales que renuevan a través de las redes sociales el vínculo con su gente. Una Lomada diferente (allí vive junto a Romina, su compañera, y sus hijas), un emotivo recital desus bellas canciones propias con el que Raúl volvió a hacer punta en Bolívar, igual que cuando decidió volverse de Baires a vivir como músico, feliz experiencia que les abrió rumbo a varies.

En esta ocasión, lo convidamos a que nos compartiera cuatro discos de su elección para enriquecer la cuarentena con morfi espiritual. Él los ordenó con números, por algo será:

1: Gilberto Gil, KayaN’Gandaya, 2002.

Jamás me canso de recomendarlo, es impecable la orquestación del disco, la producción,¡y ni hablemos de Gilberto haciendo verdaderamente suyas las canciones de Bob! En mi caso como percusionista, este disco y Livro, de CaetanoVeloso, me enseñaron por primera vez que la percusión populartambién  podía proponer  melodías y hasta incluso insinuar armonías si estaba diagramada y pensada.

2: Apache, Lo necesario, 2016.

Me traspasan muchas canciones de ese disco. Rima simple pero metáforas muy muy copadas, es visceral, autobiográfico pero me rompe la cabeza como casi todo lo que hace Apache. El hip Hop/rap, como quieran llamarlo, me gusta mucho y sobre todo el sudamericano es muy poderoso en su contenido.

3: Gabo Ferro, Canciones que un hombre no debería cantar, 2005.

Un puñal al corazón. Es el disco con el que descubrí a Gabo, cientos de charlas escuchando a Gabo. Me gustan mayormente las músicas sencillas y aquí demuestra que con poco se puede hacer un gran disco. Lo que sigue después de esto de Gabo, es sublime.

4: Buendía, En el caribe también pasa esto, 2017.

Resume perfectamente lo que está sucediendo desde el 2012 (aproximadamente) en Centroamérica, en cuanto a orquestación, apertura a la fusión, reformulación de sus folclores para hacerlos nuevamente populares. Centroamérica está a la vanguardia de la música hoy por hoy y se anima a meterles mano a sus folclores, algo que acá está empezando a suceder de la mano de la Charo (solista), Tonolec, Wacu, Doña María, etcétera, y en ese etcétera está lo interesante, porque son cada vez más.

Contacté a Raúl minutos después de que bajara del escenario (es un decir) de La Lomada, donde brindó su primer y emotivísimo concierto virtual, cobijado por la energía de un momento único, por nuevo, a nivel mundial. Muchos mensajes, muchos corazones, un sólido puente de conexión sostenido por cientos de manos. Los amigos/amigas se hicieron notar, desde acá y desde lejos, y son bastantes. Al percusionista, guitarrista y cantante lo entusiasmó la idea de curar discos para el diario, quizá representó un lindo condimento en días difíciles, en general y en lo particular, por lo señalado al comienzo de esta nota.Ojalá.

Al día siguiente recibo un mensaje en el que me cuenta que ese domingo se despertó “con Cielo, temprano, derecho a hacer la tarea”. “Donde te ponés a pensar empiezan a aparecer discos como lluvia, pero estos me surgieron ahora para recomendar de un modo ultra personal. Los considero importantes en la música popular, mucho seguro que no se conocen, pero de eso se trata. Estaré atento a las recomendaciones de los demás”.

Chino Castro